Todos lo miércoles hasta el nueve de abril los madrileños y los que estén de paso por la capital pueden sorprenderse un rato si se pasan por Teatro Lara, situado, para los más despistados, en la Corredera Baja de San Pablo. A caballo entre al bulliciosa y rimbombante Gran Vía y el hipster y el psicodélico barrio de Malasaña.
Allí, en una hora un poco bruja como son las 22 horas, si es un poco tarde para un miércoles, podrán disfrutar de un momento curios y una obra fresca, alternativa y necesaria a precios populares. La representación en cuestión es: ‘Soy una persona horrible’, de la autora Sara González, que además es la protagonista y un sin fin de cosas más que no vamos a desvelar para evitar los tan indeseables spoiler y para que el público se gaste el dinero en algo que cuanto menos no les va a dejar indiferentes.
La obra es es una comedia irreverente que nos cuenta la historia de Eva, una mujer de 40 años recién cumplidos y que sigue atrapada en la adolescencia. Un drama urbano pero que no es un canto al «ñoñismo» y a la libertad individual desmedida. Más bien todo lo contrario, una comedia con tintes dramáticos que en su estilo me recordó, si es raro, a la película Full Monty de Peter Cattaneo. No tiene nada que ver en el argumento, pero si en como mezclar la risa, el llanto, el humor y la tristeza para lograr un objetivo.
ARGUMENTO DE ‘SOY UNA PERSONA HORRIBLE’
Eva, nombre de la protagonista, tras arruinar su boda de manera calamitosa, vais a alucinar, se ve forzada a volver a casa de su insufrible madre en Parla. Ella se encuentra perdida, sin pareja, sin hijos, ni trabajo estable, ni casa, ni siquiera tiene carnet de conducir y esta anclada en su evolución vital.
A través de Eva, la obra explora temas universales como la búsqueda de uno mismo, la complejidad de las relaciones familiares, los desafíos de la madurez, la enfermedad mental e incluso como afrontar algo tan duro como padecer un cáncer.
Y lo hace con profundidad, tremenda honestidad y una mezcla magistral de comedia y drama. La obra es un espectáculo para una sola actriz (Sara González) y muchos personajes. La protagonista monta un monólogo cómico con tintes de drama realista y urbano en un gran despliegue de versatilidad, algo que sirve para que Sara González interprete además de a Eva, la protagonista, a los más variados y variopintos personajes aportando a cada uno de ellos nuevas capas de profundidad de la historia, con un claro trasfondo social dentro de la carcajada y de la compresión hacía las situaciones personales.
La función está llena de sorpresas y tiene un ritmo trepidante en el que se intercalan carcajadas, lágrimas, sonrisas y momentos muy íntimos de intensa carga emocional. Se trata de un carrusel de las emociones en el que, como en la vida, los géneros dramáticos se entremezclan y tan pronto estamos riendo como al segundo nos visita la tragedia, e incluso a veces nos reímos y lloramos a la vez. O nos reímos por no llorar. O nos reímos en el momento más inoportuno.
‘Soy una persona horrible’ nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas, especialmente para los modernos y urbanitas con aspiraciones de falsa libertad e individualismo. Con un alegato para el cuidado y las reflexión sobre nuestras relaciones, traumas y luchas internas. Una obra que deja una gran huella en la audiencia, además de pasar un rato agradable en uno de los teatros más acogedores e históricos de la ciudad.
LA PROTAGONISTA: SARA GONZÁLEZ
Sara González, además de ser actriz, comenzó a escribir y dirigir sus propios textos teatrales en 2015. Entre sus trabajos destacan la pieza breve ‘Gestación’ (Dos mujeres), publicada en la revista literaria Fuego en Notre Dame, ‘Soy una persona Horrible’ puede catalogarse como su monólogo cómico por excelencia. A la carrera de la joven autora y protagonista hay que añadirle también ‘Drama Queen’ y su último trabajo ‘Viva la vida’.
Todo esto en un ambiente intimista y creativo del citado Teatro Lara, que desde finales del siglo XIX es una referencia en la escena tanto madrileña como española. El lugar escogido de este sitio tan especial es la Sala Lola Membrives, la más pequeña del teatro. Un espacio abierto y dinámico donde los responsables de las tablas dan cabida a las representaciones menos convencionales y más innovadoras de la escena de la capital.