Cada año, la Dirección General de Tráfico (DGT) refuerza su red de radares con el objetivo declarado de reducir la siniestralidad en carretera. Sin embargo, las cifras de multas emitidas por estos dispositivos generan un debate constante: ¿se trata realmente de una medida de prevención o de una estrategia de recaudación? Ciertos puntos de control acumulan sanciones en volúmenes que hacen dudar de su efectividad en términos de seguridad vial.
Según asociaciones de conductores y especialistas, algunos de los radares más ‘multadores’ de la DGT están ubicados en tramos donde los límites de velocidad cambian repentinamente, generando dudas sobre su verdadera función. A continuación, analizaremos los puntos de control más activos y su impacto en la seguridad vial.
3¿Disminuyen los accidentes o solo aumentan la recaudación?
Los datos oficiales de la DGT muestran una ligera reducción en la siniestralidad en algunos tramos con radares. Sin embargo, la relación directa entre multas y reducción de accidentes no siempre es evidente.
Según asociaciones de conductores, la presencia de radares no siempre responde a un criterio de seguridad, sino que en muchos casos parecen diseñados para generar ingresos. En lugares con cambios bruscos de velocidad o señalización poco clara, los conductores suelen ser sorprendidos con sanciones inesperadas.
Por otro lado, en carreteras secundarias con alta siniestralidad, donde los excesos de velocidad son frecuentes, la presencia de radares no ha logrado reducir significativamente los accidentes. Esto refuerza la teoría de que su ubicación no siempre responde a un criterio de prevención.