Las altas temperaturas del verano español suelen cambiar nuestros hábitos de consumo en prácticamente todos los aspectos de nuestra alimentación. El café, esa bebida casi ritual para millones de personas, parece quedar relegada a un segundo plano cuando el termómetro supera los 30 grados, sustituida por refrescos y otras bebidas frías que prometen combatir el calor sofocante de julio y agosto. Sin embargo, renunciar a este placer cotidiano resulta completamente innecesario.
El verano no debería suponer un impedimento para los amantes de esta aromática infusión, sino una oportunidad para descubrir nuevas formas de disfrutarlo. Las opciones para preparar café frío son numerosas y variadas, adaptándose a todos los gustos y niveles de exigencia, desde las recetas más tradicionales hasta las tendencias más innovadoras importadas de otros países, pasando por creaciones que fusionan lo mejor de distintas culturas gastronómicas. Las tres alternativas que se presentan a continuación permitirán mantener intacto el placer del café durante los meses estivales, sin sacrificar su sabor ni sus propiedades estimulantes.
2COLD BREW: LA REVOLUCIÓN LENTA DEL CAFÉ FRÍO PARA PALADARES EXIGENTES
El cold brew ha irrumpido con fuerza en el panorama cafetero español durante los últimos años, tras consolidarse como tendencia en países como Estados Unidos o Japón. A diferencia del café con hielo tradicional, este método no consiste en enfriar rápidamente una infusión caliente, sino en una maceración lenta del café molido en agua a temperatura ambiente durante un período prolongado, normalmente entre 12 y 24 horas, extrayendo así los sabores más sutiles y aromáticos sin los compuestos más amargos que aparecen con el agua caliente, resultando en una bebida naturalmente dulce, suave y tremendamente refrescante.
La preparación del cold brew en casa resulta sorprendentemente sencilla a pesar de requerir cierta planificación. Basta con mezclar café molido grueso con agua en proporción 1:8 (125 gramos de café por litro de agua) en un recipiente hermético y dejarlo reposar en la nevera durante la noche. Tras el tiempo de extracción, se filtra la mezcla para eliminar los posos y se obtiene un concentrado que puede conservarse refrigerado hasta dos semanas, diluyéndolo con agua, hielo o leche en el momento de servir según las preferencias personales. Esta técnica ofrece como ventaja adicional la posibilidad de preparar grandes cantidades de antemano, ideal para disponer de café frío durante varios días en los meses más calurosos.