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Dietista y nutricionista no son iguales: aquí está la gran diferencia

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La confusión entre profesionales dedicados a la alimentación y la salud es más común de lo que parece, generando un desconcierto que puede afectar directamente a quienes buscan asesoramiento especializado. El papel del dietista en el sistema sanitario español ha estado históricamente rodeado de ambigüedades terminológicas y conceptuales que dificultan su correcta identificación por parte del público general. Esta situación provoca que muchas personas acudan a profesionales sin la formación adecuada, comprometiendo potencialmente su salud y bienestar al recibir recomendaciones nutricionales sin el respaldo científico necesario.

La distinción entre estas dos figuras profesionales va mucho más allá de una simple cuestión semántica, adentrándose en terrenos formativos, competenciales y legales que resultan determinantes para la calidad asistencial. Los expertos del sector llevan años reclamando una clarificación normativa que proteja tanto a los profesionales cualificados como a los usuarios de servicios nutricionales. La realidad es que la mayoría de ciudadanos desconoce que existen diferencias sustanciales entre ambos perfiles, lo que genera una peligrosa equiparación entre profesionales con formación universitaria reglada y personas que han realizado cursos no oficiales de dudosa validez académica. Este desconocimiento no solo perjudica a los verdaderos especialistas, sino que constituye un riesgo para la salud pública que las autoridades sanitarias deberían abordar con urgencia.

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CÓMO IDENTIFICAR AL VERDADERO PROFESIONAL: CLAVES PARA NO EQUIVOCARSE

Fuente Freepik

Ante la confusión terminológica existente, resulta fundamental que los ciudadanos dispongan de herramientas para identificar correctamente a los profesionales cualificados en nutrición. El primer elemento a verificar es la posesión del título universitario oficial de Graduado en Nutrición Humana y Dietética, que debería estar visible en la consulta o ser fácilmente acreditable por el profesional. La colegiación en el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la comunidad autónoma correspondiente constituye otro indicador fiable, ya que estos organismos verifican la titulación de sus miembros y garantizan su adhesión a códigos deontológicos estrictos. El número de colegiado puede comprobarse fácilmente en las páginas web de los colegios profesionales. La denominación que utiliza el profesional también puede ofrecer pistas relevantes, siendo recomendable desconfiar de términos ambiguos como «coach nutricional», «asesor en nutrición» o «especialista en dietética» que suelen utilizarse para esquivar la obligatoriedad de la titulación universitaria. Un dietista legítimo no tendrá inconveniente en explicar su formación académica cuando se le pregunte directamente.

El contenido de las recomendaciones nutricionales puede revelar igualmente si nos encontramos ante un profesional cualificado o alguien sin la formación adecuada. Los dietistas fundamentan sus pautas en la evidencia científica contrastada, evitando afirmaciones categóricas sobre «alimentos milagro» o dietas extremadamente restrictivas. Sus planes alimentarios se caracterizan por ser personalizados, equilibrados y sostenibles a largo plazo, adaptándose a las necesidades específicas, preferencias y situación clínica de cada persona. Resulta recomendable desconfiar de quienes prometen resultados espectaculares en plazos muy cortos o basan sus recomendaciones en pruebas diagnósticas no validadas científicamente, como análisis de pelo o iris. El verdadero dietista colabora habitualmente con otros profesionales sanitarios, como médicos endocrinólogos o especialistas en medicina deportiva, estableciendo sinergias que benefician al paciente a través de un abordaje multidisciplinar de su estado nutricional. Esta integración en el ámbito sanitario refleja su reconocimiento como miembro legítimo del equipo de salud y garantiza la coherencia de las recomendaciones que recibe el paciente desde diferentes especialidades médicas.

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