Especial 20 Aniversario

Dietista y nutricionista no son iguales: aquí está la gran diferencia

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La confusión entre profesionales dedicados a la alimentación y la salud es más común de lo que parece, generando un desconcierto que puede afectar directamente a quienes buscan asesoramiento especializado. El papel del dietista en el sistema sanitario español ha estado históricamente rodeado de ambigüedades terminológicas y conceptuales que dificultan su correcta identificación por parte del público general. Esta situación provoca que muchas personas acudan a profesionales sin la formación adecuada, comprometiendo potencialmente su salud y bienestar al recibir recomendaciones nutricionales sin el respaldo científico necesario.

La distinción entre estas dos figuras profesionales va mucho más allá de una simple cuestión semántica, adentrándose en terrenos formativos, competenciales y legales que resultan determinantes para la calidad asistencial. Los expertos del sector llevan años reclamando una clarificación normativa que proteja tanto a los profesionales cualificados como a los usuarios de servicios nutricionales. La realidad es que la mayoría de ciudadanos desconoce que existen diferencias sustanciales entre ambos perfiles, lo que genera una peligrosa equiparación entre profesionales con formación universitaria reglada y personas que han realizado cursos no oficiales de dudosa validez académica. Este desconocimiento no solo perjudica a los verdaderos especialistas, sino que constituye un riesgo para la salud pública que las autoridades sanitarias deberían abordar con urgencia.

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COMPETENCIAS CLÍNICAS: QUIÉN PUEDE TRATAR PATOLOGÍAS MEDIANTE LA ALIMENTACIÓN

Fuente Freepik

El abordaje de patologías mediante intervención nutricional constituye una de las áreas donde la diferencia entre un dietista y alguien que se autodenomina nutricionista resulta más relevante desde el punto de vista de la seguridad del paciente. El dietista posee formación específica en nutrición clínica, lo que le capacita para diseñar planes alimentarios adaptados a condiciones médicas complejas como enfermedades renales, hepáticas, cardiovasculares o metabólicas. Su conocimiento profundo sobre la interacción entre nutrientes, fármacos y procesos fisiológicos le permite ajustar la alimentación de forma segura, evitando complicaciones potencialmente graves en pacientes vulnerables. Los protocolos clínicos desarrollados en hospitales españoles contemplan, cada vez con mayor frecuencia, la participación del dietista en equipos multidisciplinares que abordan patologías como la obesidad, la diabetes o la enfermedad inflamatoria intestinal desde una perspectiva integral. Esta integración del dietista en el ámbito clínico refleja el reconocimiento creciente de su papel crucial en el tratamiento de enfermedades con componente nutricional.

La intervención nutricional en patologías específicas requiere conocimientos avanzados sobre fisiopatología y farmacología que solo se adquieren mediante formación universitaria reglada. Un desajuste nutricional en pacientes con insuficiencia renal, por ejemplo, puede provocar complicaciones graves como hiperpotasemia o descompensación metabólica. Del mismo modo, las recomendaciones alimentarias para personas con enfermedades hepáticas avanzadas deben considerar aspectos como el metabolismo proteico alterado o el riesgo de encefalopatía. El dietista recibe formación específica sobre estas complicaciones y aprende a prevenirlas mediante el diseño de pautas alimentarias personalizadas y seguras. Las publicaciones científicas demuestran consistentemente que la intervención del dietista en diversas patologías, especialmente en aquellas con componente metabólico como la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico, mejora significativamente parámetros clínicos relevantes y reduce el riesgo de complicaciones a largo plazo. Estos resultados corroboran la importancia de contar con profesionales adecuadamente formados para el manejo nutricional de patologías.