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Dietista y nutricionista no son iguales: aquí está la gran diferencia

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La confusión entre profesionales dedicados a la alimentación y la salud es más común de lo que parece, generando un desconcierto que puede afectar directamente a quienes buscan asesoramiento especializado. El papel del dietista en el sistema sanitario español ha estado históricamente rodeado de ambigüedades terminológicas y conceptuales que dificultan su correcta identificación por parte del público general. Esta situación provoca que muchas personas acudan a profesionales sin la formación adecuada, comprometiendo potencialmente su salud y bienestar al recibir recomendaciones nutricionales sin el respaldo científico necesario.

La distinción entre estas dos figuras profesionales va mucho más allá de una simple cuestión semántica, adentrándose en terrenos formativos, competenciales y legales que resultan determinantes para la calidad asistencial. Los expertos del sector llevan años reclamando una clarificación normativa que proteja tanto a los profesionales cualificados como a los usuarios de servicios nutricionales. La realidad es que la mayoría de ciudadanos desconoce que existen diferencias sustanciales entre ambos perfiles, lo que genera una peligrosa equiparación entre profesionales con formación universitaria reglada y personas que han realizado cursos no oficiales de dudosa validez académica. Este desconocimiento no solo perjudica a los verdaderos especialistas, sino que constituye un riesgo para la salud pública que las autoridades sanitarias deberían abordar con urgencia.

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LA FORMACIÓN ACADÉMICA: EL PRIMER GRAN ABISMO ENTRE AMBAS PROFESIONES

Fuente Freepik

La diferencia más significativa entre un dietista y un nutricionista se encuentra en la base de su formación académica. Mientras que el dietista en España ha completado un grado universitario oficial en Nutrición Humana y Dietética, reconocido por el Ministerio de Educación y con una duración de cuatro años académicos, el término «nutricionista» no está vinculado necesariamente a una titulación específica. Esta distinción fundamental implica que cualquier persona puede autodenominarse nutricionista tras realizar cursos no reglados de duración variable, sin necesidad de haber adquirido conocimientos científicos profundos sobre bioquímica, fisiología o patología. Los planes de estudio del grado universitario que forma dietistas incluyen, además de las materias específicas sobre alimentación, asignaturas biomédicas complejas como anatomía, bioquímica, farmacología o fisiología que garantizan una comprensión integral del funcionamiento del organismo. Esta base científica resulta imprescindible para poder realizar intervenciones dietéticas seguras y efectivas.

El dietista titulado completa durante su formación universitaria un mínimo de 1.000 horas de prácticas clínicas tutorizadas en centros sanitarios, donde aprende a tratar patologías diversas mediante la intervención nutricional. Esta experiencia práctica, supervisada por profesionales experimentados, resulta fundamental para adquirir las competencias necesarias en el manejo de casos reales. En contraste, muchos cursos no oficiales de nutrición carecen completamente de este componente práctico o lo reducen a simulaciones en entornos controlados, lo que limita severamente la capacidad de sus graduados para afrontar situaciones clínicas complejas. La investigación científica constituye otro pilar fundamental en la formación del dietista, quien debe realizar un trabajo fin de grado con rigor metodológico y basado en la evidencia científica más actualizada sobre nutrición clínica o comunitaria. Esta capacidad investigadora diferencia notablemente a estos profesionales de quienes han adquirido conocimientos sobre alimentación a través de vías no académicas.

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