Especial 20 Aniversario

El error que muchos cometen con el líquido de las conservas

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El devenir de los tiempos modernos nos ha acostumbrado a ritmos frenéticos, donde cada minuto cuenta y la optimización del tiempo en la cocina se ha vuelto casi una disciplina olímpica. En este contexto, las conservas se han consolidado, desde hace ya muchos años, como un aliado indispensable en la despensa de cualquier hogar español, permitiendo disfrutar de una amplia variedad de alimentos fuera de temporada y con una vida útil prolongada. Sin embargo, surge una duda recurrente que hoy vamos a analizar en detalle, y es sobre un componente que, en la vorágine del día a día, solemos desechar sin mayor miramiento: el líquido de gobierno de estos productos.

El debate sobre si este líquido es apto para el consumo, o incluso beneficioso, lleva años generando opiniones encontradas entre expertos y consumidores. La realidad es que la respuesta no es tan sencilla como un sí o un no rotundos, sino que depende de varios factores que van desde la composición del líquido hasta la fecha de caducidad del producto, e intentaremos dilucidar con la mayor precisión posible para que a nadie le quede ninguna duda sobre el tema.

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CUANDO EL LÍQUIDO DE CONSERVA PASA DE AMIGO A ENEMIGO

Fuente: Freepik

El primer factor a tener en cuenta es la composición del líquido. Si se trata de agua con sal (salmuera), generalmente no hay problema en utilizarlo, siempre y cuando la conservas no esté cerca de su fecha de caducidad, algo en lo que profundizaremos más adelante. En el caso de aceite, como hemos mencionado, también puede ser aprovechable, prestando atención a su calidad y a que no presente signos de enranciamiento.

Ahora bien, si el líquido contiene azúcares añadidos, vinagre en exceso o aditivos artificiales, lo más recomendable es desecharlo. Estos ingredientes, aunque no sean perjudiciales en pequeñas cantidades, no aportan ningún valor nutricional y pueden incluso ser contraproducentes para personas con diabetes, hipertensión o problemas digestivos.

Otro aspecto crucial es el estado de la lata. Si la lata presenta golpes, abolladuras, óxido o cualquier signo de deterioro, es mejor desechar todo el contenido, incluido el líquido, ya que podría haber contaminación bacteriana. Una lata en mal estado es una muy mala señal.