La Generación Z, que son aquellos jóvenes nacidos a partir de 1994 y comienzos de los 2000, tienen la peculiaridad de estar familiarizados con el uso de la tecnología digital, internet y medios sociales desde una edad temprana, lo que les ha permitido desarrollar una práctica que ha recibido el nombre de task masking.
La proliferación de esta ha tenido mucho que ver con el regreso a la oficina tras un teletrabajo que, una vez pasados varios años desde la pandemia sanitaria del coronavirus, comienza a abandonarse más y más, en gran parte por las reticencias de muchos superiores a que sus empleados estén fuera de su control. Es por ello por lo que muchos recurren a la mencionada técnica para engañarlos.
5EL IMPACTO DEL ‘TASK MASKING’ EN LA PRODUCTIVIDAD
El punto clave en todo ello tiene que ver con que realmente no hay un problema de productividad en la Generación Z. De hecho, en dicho estudio se indica que un 70% de los encuestados asegura que el task masking no ha tenido ningún impacto en el trabajo que han conseguido llevar a cabo.
Esto significa que realmente son igual de productivos que antes de regresar a la oficina, es decir, que en este sentido es similar al teletrabajo que realizaban. Muchos de los encuestados incluso aseguran que su nivel de eficiencia se encuentra por encima del del resto de trabajadores.