El comportamiento racista y excluyente parece ir ganando terreno dentro de la sociedad, en espacios donde este tipo de ideologías no tendrían cabida y que están empezando a marcar una posición. Booking, una de las plataformas de reservas más famosas del mundo, está dando de qué hablar precisamente por los abusos de los propietarios que alquilan a través de la app. Estas prácticas han sido denunciadas públicamente por usuarios a través de redes sociales, con señalamientos que apuntan a posibles prácticas discriminatorias en su servicio.
No hay que irse muy lejos para ver esto. Existe una denuncia hecha pública por la conocida organización de consumidores en acción, más conocida como FACUA y respaldada por decenas de experiencias de usuarios que revelan un problema que va más allá de anécdotas aisladas: propietarios que rechazan huéspedes por motivos como su nacionalidad, edad e incluso orientación sexual.
Este tipo de comportamiento no solo atenta contra los derechos básicos de los viajeros, sino que además exponen una evidente y hasta “peligrosa” falta de supervisión por parte de la compañía, que continúa lucrándose con comisiones mientras las leyes antidiscriminatorias parecen quedar en papel mojado.
Lo cierto es que este tipo de hechos ha incrementado el malestar entre los usuarios, quienes ven en las redes sociales el lugar ideal para exponer su frustración. Capturas de pantalla y conversaciones con anfitriones circulan como prueba de rechazos injustificados, a menudo acompañados de pretextos que rayan en lo inverosímil.
Booking, por su parte, hasta el momento se ha posicionado, una vez más, como un mero intermediario, entre usuarios y propietarios, evitando en todo momento cualquier responsabilidad sobre las decisiones de sus socios. Sin embargo, la pasividad de la empresa y su escasa reacción ante denuncias documentadas hacen que muchos se pregunten si realmente está interesada en ofrecer un servicio seguro e inclusivo o si prefiere mirar hacia otro lado mientras los afectados quedan desprotegidos.
FACUA alza la voz: discriminación de propietarios en Booking
FACUA, la conocida organización en defensa de los consumidores, ha decidido poner el foco en un problema que parece ir tomando fuerza con los días y las múltiples denuncias, e indudablemente exponer una realidad “escondida” de Booking: la discriminación selectiva ejercida por algunos propietarios.
De acuerdo a las denuncias que se han públicas a través de la asociación de consumidores, hay usuarios que simplemente han visto sus reservas canceladas o directamente rechazadas por razones tan injustificables como su raza, origen o lugar de residencia, por solo mencionar algunas.
Estas prácticas, que obviamente contravienen las normativas antidiscriminatorias que regula los derechos de los ciudadanos dentro de la Unión Europea, han llevado a FACUA a levantar la voz y cuestionar el papel de la plataforma Booking como garantía de un justo servicio y equitativo.
Los casos recopilados por la organización dibujaron un panorama que, de ser cierto, podría llegar a ser realmente inquietante. Huéspedes que, tras confirmar una reserva, reciben cancelaciones arrepentidas con excusas poco sólidas o, en el peor de los casos, son ignorados por completo por los anfitriones.
Más alarmante aún resulta que, en muchas ocasiones, esas mismas propiedades reaparecen como disponibles para otros usuarios, dejando claro que el rechazo no responde a un problema de agenda, sino a prejuicios deliberados. FACUA ha elevado su voz para exigir a Booking una respuesta inmediata, pero la plataforma, hasta el momento, no ha mostrado señales claras de querer enfrentar el problema de raíz.
Propietarios que se saltan la ley en este tipo de plataformas
La indignación entre los usuarios de Booking no deja de crecer ante las actitudes aparentemente “discriminatorias” de algunos anfitriones, que operan con impunidad dentro de la plataforma. Los relatos que ha venido exponiendo FACUA son variados, pero coinciden en un patrón de rechazo injustificado.
Una pareja, por ejemplo, intentó reservar un apartamento en España y recibió un mensaje explícito del propietario indicando que no aceptaba “cierto tipo de clientes”. Otros viajeros han denunciado cancelaciones tras revelar su lugar de procedencia, sin que medie una explicación coherente. Por último, un caso reciente en Málaga era el de un anuncio en el que solo se aceptaba a mayores de 35 años.
La situación se complica aún más cuando, en foros especializados y redes sociales, los testimonios se multiplican cada día y todos ante la vista gorda de Booking. Hay quienes, tras ser rechazados, han intentado reservar nuevamente bajo otro perfil o desde una ubicación distinta, comprobando que el alojamiento sí estaba disponible para otros.
Muchos usuarios hablan de un juego de máscaras (que empiezan a caer) que pone en evidencia la falta de filtros efectivos por parte de Booking y una sensación de desamparo que embarga a los afectados. Lejos de ser incidentes aislados, estos episodios reflejan una realidad que los viajeros ya no están dispuestos a tolerar en silencio, por lo que han visto en FACUA la vía para expresar su frustración.
Booking se escuda en ser un mero intermediario
Lo cierto es que la presión mediática y la gran cantidad de denuncias de usuarios que se acumulan y circulan en redes sociales, no han hecho reaccionar a la empresa, de hecho Booking mantiene una postura que para muchos llega a rosar la indiferencia, un silencio ensordecedor que, para algunos dice más que cualquier declaración de la empresa.
Mientras las denuncias van y vienen en las redes sociales, los usuarios ven con asombro como la plataforma se esconde en su rol de intermediario, argumentando que no tiene control directo sobre las decisiones de los propietarios, pero esta explicación no satisface a quienes ven en su inacción un aval tácito a las prácticas discriminatorias.
Aunque la plataforma presume de contar con políticas de no discriminación, al igual que muchas otras, su aplicación parece ser más un “formalismo” que una realidad tangible, dejando a los usuarios en una posición de vulnerabilidad absoluta, sin mencionar la frustración e impotencia que sienten al no contar con la plataforma para defender sus derechos básicos.
FACUA se mostró contundente en su aviso a Booking para que implemente controles más estrictos e implemente las sanciones correspondientes a los anfitriones que violan las normas, pero la respuesta de la compañía sigue siendo insuficiente e incluso nula. Los usuarios, mientras tanto, se ven obligados a recurrir a la denuncia pública como último recurso, esperando que la presión social fuerce un cambio.
La duda que se plantean los usuarios de la plataforma crece: ¿Está Booking genuinamente comprometido con erradicar estos abusos o prefiere mantenerse al margen para proteger los intereses económicos que la sostienen? La pelota, por ahora, sigue en su tejado.