‘Mickey 17’, la más reciente obra del maestro coreano Bong Joon-ho, ya está en la gran pantalla y las expectativas no podían ser mayores. El director ha sabido cruzar entre el cine del culto, al mainstream y volver sin despeinarse, recogiendo cuatro premios Oscar en el camino por ‘Parásitos’ en 2020. Es una carrera que además incluye un par de absolutas obras maestras como ‘Memories of murder’ o ‘Snowpiercer’ y que han servido para abrir la puerta al gran público a la ficción del país asiático, aunque los cinéfilos ya sabían de su compleja e interesante tradición.
Pero ‘Mickey 17’ su nueva cinta de ciencia ficción protagonizada con por un Robert Pattinson que sigue demostrando que tras la saga ‘Crepúsculo’ ha elegido una y otra vez trabajar con algunos de los directores en activo más interesantes del cine moderno, trabajando con nombres como los hermanos Safdie en ‘Good Time’, Robert Eggers en ‘El Faro’ y con Christopher Nolan en ‘Tenet’. No es una lista menor, y deja por fuera algunas de sus obras más experimentales, por lo que es de esperar que una figura como la de Bong Joon-Ho sea de lo más atractiva como colaborador.
En cualquier caso, es una oportunidad para trabajar lejos del tono y los clichés del cine hollywoodense. Es algo que saben los colaboradores anglosajones del coreano, como Chris Evans en ‘Snowpiercer’ o Mark Ruffalo, que vuelve a trabajar con el director en ‘Mickey 17’ tras aparecer en la delirante ‘Okja’ que realizaron juntos para Netflix. Todo apunta a que Pattinson, un actor que siempre se ha visto atraído por los papeles que otras estrellas de Hollywood consideran «extraños», y lejos de las estrategias para crecer como artistas, o al menos en la fama.
BONG JOON-HO: EL GÉNERO ES PARA COBARDES
Lo cierto es que el trabajo del cineasta, y parte de lo que lo hace tan querido entre los cinéfilos, es esa decisión de no amarrarse a un solo género o un solo tono en sus películas, pasando del humor, al drama y a la acción ultraviolenta. No es el único director que hace esto desde corea, es una característica del cine coreano que marca también clásicos como ‘Oldboy’. Es una característica que también marca recientes éxitos televisivos del país, como ‘El Juego del Calamar’, la serie más sintonizada en la historia de Netflix.
Pero es cierto que en el caso de Boon Joon-Ho esta flexibilidad de tono y género es especialmente marcada. Allí está ‘Parásitos’, con diferencia su cinta más famosa, y allí está ‘Okja’ su obra más ecologista, donde también se permite entregar algunos de los visuales más violentos de su carrera en una cinta que, por argumento y construcción, de otro modo podría ser una película infantil. Son películas que demuestran un estilo peculiar, y además un control del mismo y del lenguaje cinematográfico, que permiten que un público que no conoce las características del cine coreano entre cómodamente en sus películas.
UNA APUESTA RIESGOSA DE WARNER BROS POR EL CINE ORIGINAL
Lo cierto es que la apuesta de Warner Bros es bastante riesgosa. A pesar del crecimiento del cine coreano, los 118 millones de dólares que el estudio ha invertido en una cinta tan lejos de lo convencional son más que llamativos, de cualquier modo será interesante ver cómo reacciona el público, aunque los retrasos en la fecha de estreno muestran algunas dudas del estudio por la cinta.
También es cierto que las costumbres del público han cambiado. En un mundo donde ‘Retadores’ de Luca Guadanigno y las dos ‘Dune’ de Dennis Villeneuve han sido éxitos de taquilla, no parece tan extraña la posibilidad de que la ‘Mickey-17’ del coreano sea la confirmación de que su éxito crítico viene acompañado de la capacidad de llevar al público a las salas.