Las agresiones al personal sanitario (médicos de Atención Primaria e incluso farmacéuticos) se han incrementado en el último año en España, alcanzado niveles nunca antes vistos. Pero, como dato reseñable, este fenómeno está afectando especialmente a las mujeres que prestan sus servicios en áreas prioritarias como la de Atención Primarias. Solo en el 2024 se registraron 16.558 agresiones a nivel nacional, según datos del Sistema Nacional de Salud (SNS).
Los datos del Ministerio de Sanidad indican que tres de cada cuatro profesionales agredidos fueron mujeres, una cifra verdaderamente alarmante, aunque se explica porque la mayoría de estos perfiles de trabajadores son de género femenino. El rango afectación afecta a médicos (33,19 %), enfermeras (26,68 %), farmacéuticas e incluye administrativos y celadores. Estos datos evidencian una tendencia preocupante que afecta de manera desproporcionada al personal femenino en el sector sanitario.
Las cifras están marcando una tendencia alarmante, y el entorno laboral de las profesionales sanitarias se vuelve cada vez más hostil, especialmente en áreas como la Atención Primaria y las farmacias comunitarias. Las agresiones varían desde amenazas y coacciones hasta insultos, vejaciones, lesiones y acoso.
España ha registrado de esta manera un aumento del 10% respecto al año anterior, la cifra más alta en quince años. Esta tendencia demostrable con el incremento de casos viene a evidenciar la urgencia en la implementación de medidas de protección y apoyo específicas para las mujeres en el ámbito sanitario, así como la necesidad de fomentar una cultura de respeto hacia estos profesionales que resultan fundamentales para nuestra sociedad.
Un aumento alarmante de agresiones contra médicos de Atención Primaria
Las cifras alarmantes sobre la violencia desatada contra el sector sanitario ya no se pueden ocultar; han alcanzado cotas preocupantes, con las mujeres en el centro de este problema. Según los datos del Observatorio Nacional de Agresiones de la Organización Médica Colegial (OMC), las cifras han pasado de 14.749 agresiones a médicos en 2023 a 16.558 en 2024, de las cuales el 61% fueron contra mujeres.
Otro de los sectores afectados por la violencia, es el de farmacia, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha reportado también un aumento del 30% en los incidentes violentos en comparación con el año anterior. Insultos, amenazas y agresiones físicas se han convertido en una realidad cotidiana para muchas trabajadoras de este sector.
Para muchos, el incremento de la violencia en este sector no es por pura casualidad, se trata de un fenómeno que viene a reflejar la crispación social que reina actualmente en el país, pero sobre todo la sobrecarga del sistema de salud. Como dato curioso hay que mencionar que la mayoría de estas agresiones ocurren en el área de Atención Primaria, donde las características que mejor describen el día a día de estas profesionales son la saturación de consultas y la falta de recursos, lo que genera el caldo de cultivo perfecto para situaciones de tensión.
Aunque no es justificación para la violencia, muchos pacientes descargan su frustración en ocasiones contra los sanitarios, especialmente contra las mujeres, quienes además denuncian un componente de violencia de género en muchos de estos ataques, lo que viene a agravar el escenario, porque la violencia está dirigida especialmente hacia este sector.
Atención Primaria y farmacias: los escenarios más expuestos a la violencia
Los centros de salud y las farmacias se han convertido entonces en puntos críticos para la violencia contra los sanitarios, especialmente contra las mujeres del sector. En Atención Primaria, el 75% de las agresiones ocurren dentro de los propios consultorios, según el informe de la OMC. La falta de médicos, los retrasos en las citas y la presión asistencial convierten a los facultativos en el blanco de pacientes enfadados que descargan su frustración en las profesionales del sector. En este contexto, las mujeres médicas y enfermeras denuncian que, además de la violencia física y verbal, también sufren acoso y amenazas con una clara carga de género.
Pero lo cierto es que en las farmacias la situación no es mejor. Hay que recordar que durante la pandemia, estos establecimientos se consolidaron como el primer punto de contacto sanitario para la población, y desde entonces las agresiones han ido en aumento. El Consejo General de Colegios Farmacéuticos advierte que el 80% de los incidentes están relacionados con conflictos por la dispensación de medicamentos, recetas o restricciones legales. Las farmacéuticas, que representan el 71% del personal del sector, son las principales víctimas de esta escalada de violencia.
Medidas urgentes: cómo proteger a las mujeres en el ámbito sanitario
Ante este preocupante panorama, los colegios de médicos y farmacéuticos han reclamado medidas urgentes para frenar la violencia, un reclamo que no es para nada nuevo, ya que estos hechos de violencia no han dejado de ocurrir, se han incrementado en el tiempo.
La OMC ha pedido que las agresiones a sanitarios sean consideradas delito de atentado contra la autoridad, lo que endurecería las penas para los agresores. Además, proponen la instalación de botones de pánico en las consultas y mayor presencia policial en los centros de salud con alto riesgo de incidentes. Por su parte, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha impulsado un protocolo de actuación para que las víctimas puedan denunciar de manera rápida y efectiva.
Hay que recordar además que la prevención y la concienciación también juegan un papel clave. Campañas de sensibilización dirigidas a los pacientes buscan recordar que los profesionales sanitarios están para ayudar, no para ser atacados y mucho menos para vaciar las frustraciones personales en ellos.
Las instituciones del sector salud por su parte, se han propuesto iniciativas como el refuerzo de la seguridad en farmacias y centros de salud, así como la formación del personal en gestión de conflictos, algo jamás pensando, pero que se ha convertido en una necesidad. Sin embargo, los expertos coinciden en que estas medidas solo serán efectivas si van acompañadas de un compromiso real por parte de las autoridades para dotar al sistema de salud de los recursos necesarios.