¿Eres de los que disfruta de los dulces hasta morir? Pues esta información te interesa, porque te voy a enseñar cómo hacer tu propia “dosis” de donuts en casa. Y lo mejor es que te quedarán tan buenos que a lo mejor te arrepientes porque tus amigos no querrán irse. Así que toma papel y lápiz que este será uno de las mejores cosas que vas a leer hoy.
Si alguna vez has flipado con esos donuts esponjosos, doraditos y con un glaseado que te hace suspirar, esta receta es tu billete al paraíso. Nada de bollos tiesos ni masas que parezcan cemento, aquí vamos a por el oro. Te prometo que cuando los saques del horno, tus amigos no solo te van a pedir la receta, sino que igual montan un club de fans para que les hagas una tanda cada finde. Sí, lleva su ratito porque la masa necesita amor y tiempo, pero cuando los pruebes, vas a decir “vale, cada segundo ha merecido la pena”. ¡Delantal puesto, que arrancamos esta fiesta donuts!
3Paso 3: El glaseado final (porque sin azúcar, no hay magia)
Y ahora, el remate que los hace irresistibles. Mezcla 125 g de azúcar glas con unas gotitas de agua hasta que quede espeso pero manejable, y con un pincel píntales la cara a estos donuts como si fueras Picasso. Déjalos secar un ratito y listo, ya tienes el clásico que te lleva directo a la infancia.
Si te da el punto creativo, échales colorante rosa para un rollo romántico o báñalos en chocolate como si no hubiera mañana. Pero oye, así con el glaseado blanco ya son un vicio total. En serio, hazlos y prepárate: tus amigos van a gritar por la receta ya suplicarte un táper para llevarse unos cuantos.