¿La pizza con piña o sin piña? Esta pregunta siempre ha generado debate entre los amantes de la pizza, porque hay quienes disfrutan de estos sabores exóticos en la pizza, pero también están los que ven en esta combinación de sabores una completa “aberración gastronómica”. Pero trataremos de convencer a los incrédulos de que la piña puede añadir sabor y textura a este tradicional plato italiano.
Si eres de las que gritan “¿piña en la pizza? ¡Jamás!”, te pillo, porque yo también era de ese club… hasta que esta receta me dio una colleja y me calló la boca. Olvídate de esas pizzas hawaianas cutres con cuatro trozos de jamón mal puestos y piña aguachirri. Esto es otro rollo: una masa casera que mola, sabores que pegan como colegas y un crujiente que te hace suspirar en cada mordisco. ¿Te atreves a darle una oportunidad, preciosa? ¡Vamos a flipar!
1La clave del éxito de la pizza con piña: una buena base
El truco para que esta pizza sea un diez empieza por la masa, como en cualquier pizza hay que decirlo, y aquí no vale vaguear con las precocinadas del súper. Hazte la valiente y prepara una masa italiana de verdad: harina, agua, levadura, sal y un ratito de paciencia mientras reposa como reina en su trono. Cuando la tengas, calienta el horno a tope (250 °C es el punto), estírala con las manos con mucha fuerza, inspirate y deja un bordecito gordito para ese toque esponjoso que nos vuelve locas. ¡Es el primer paso para el éxito, te lo juro!