Todos hemos caído alguna vez en el error de reutilizar el aceite de girasol e incluso el aceite de oliva en más de una ocasión, y sin saberlo estamos haciendo daño a nuestra salud. Si te interesa saber más sobre el tema, por favor sigue leyendo.
Hoy vamos a hablar de un temazo que seguro os ronda la cabeza cada vez que freís unas croquetas: “Cuántas veces se puede reutilizar el aceite de girasol y de oliva para cocinar” . Porque, seamos sinceras, tirar el aceite después de un solo uso duele en el alma (y en el bolsillo), pero tampoco queremos acabar con un mejunje tóxico que nos deje la cocina oliendo a fritanga chunga. Así que, vamos a desentrañar este misterio del aceite, con datos claros y sin marearos, para que saquéis el máximo partido sin jugárosla.
3Trucos para sacar el jugo sin mentirla
Para que tus aceites duren lo que tienen que durar, apunta estos consejos de abuela moderna. Primero, filtra el aceite una vez frío con un colador finito o una gasa para quitarle los trocitos rebeldes. Guárdalo en un bote limpio, cerrado y lejos del sol y la vitro, que no se oxida antes de tiempo.
Nada de mezclar aceite nuevo con viejo ni de juntar girasol con oliva, que eso es como mezclar tequila y ginebra: mala idea. Y controla el fuego, que si pasa el punto de humo, se acabó el juego. Oh, y cuando ya no dé más de sí –si humea mucho o parece barro–, llévalo a reciclar, ¡no lo tires por el fregadero, que el planeta te lo agradece!