Y es que las cajeras de Mercadona siempre están a tope. Este tipo de situación ocurre con más frecuencia de lo que imaginas y nos puede ocurrir a todos, porque después que estamos en la caja para pagar nos damos cuenta de que no llevamos suficiente dinero o simplemente porque no llegamos a fin de mes. El caso es que situaciones como esta expone el lado humano de todos, incluso de las cajeras de supermercados, y esta historia lo demuestra. Si quieres saber el final de la historia, sigue leyendo.
Un momento de apuro en la línea de caja. Hacer la compra es un plan tranquilo para casi todos, pero a veces se convierte en un mini drama, sobre todo cuando llegas a la caja y te das cuenta de que el monedero no da más de sí. Eso le pasó a un abuelito en Mercadona, que llegó con sus cositas básicas (pan, leche, lo típico) y, al ir a pagar, se encontró con que le faltaba un eurillo y pico. Imagínate la cara de apuro, pobre hombre, pensando “¿qué dejo ahora?”. Podría haber sido un mal rato de los gordos, pero la cajera que lo atendió dijo “ni de coña” y cambió el guion por completo.
2La bondad sigue presente
Y no creas que esto es un unicornio en Mercadona, que hay más historias así. Otra usuaria se sumó al salseo en redes contando cómo una mami joven, con su bebé en brazos, se quedó colgada porque la tarjeta le falló en la caja. ¿Y qué pasó? Un señor de la cola, sin pensarlo dos veces, dijo “yo pago” y soltó la pasta como si nada. “Me pareció un gesto brutal de bonito”, escribió la chica, y razón no le falta. En un mundo lleno de titulares chungos, estos detallitos te recuerdan que aún hay buena peña por ahí.