Las gasolineras tradicionales en España están pasando su peor momento en décadas. Marcas icónicas como Repsol, Cepsa, BP y Galp, que durante años dominaron el sector, enfrentan una amenaza sin precedentes: la expansión de las estaciones de servicio low cost. Con precios hasta un 15% más bajos y una estrategia basada en la automatización, estas gasolineras han conquistado a la mayoría de los conductores.
El avance imparable de este modelo está redefiniendo el mercado y obligando a las grandes gasolineras a replantear su futuro. Entre estrategias de descuentos, programas de fidelización y una apuesta por la movilidad eléctrica, las opciones son diversas, pero la incertidumbre persiste. ¿Podrán adaptarse a esta nueva realidad o estamos presenciando el declive definitivo de un modelo que marcó toda una era?
4El consumidor: El gran ganador de esta revolución
El cambio en el sector de las gasolineras tiene un claro beneficiario: el consumidor. Con precios más bajos y una oferta cada vez más diversificada, los conductores españoles están ahorrando significativamente en sus gastos de combustible. Este ahorro es especialmente relevante en un contexto de inflación y crisis energética, donde cada euro cuenta.
Sin embargo, no todo son ventajas. Algunos expertos advierten que la reducción de personal y servicios en las gasolineras low cost podría tener consecuencias negativas a largo plazo, como un menor control de calidad o una atención al cliente insuficiente. Además, la desaparición de las gasolineras tradicionales podría limitar las opciones disponibles en zonas rurales o menos pobladas.