Las patatas es uno de esos productos que siempre tenemos en casa porque es uno de los más utilizados, sin embargo, también es uno de los que más rápido se dañan. Pero afortunadamente siempre hay trucos que nos ayudan a resolver cualquier problema en la vida, y esta no podía ser excepción.
Pocas cosas frustran más en la cocina que ir a por una patata y encontrarla blanda, arrugada y llena de brotes. Lo peor es que esto puede pasar en cuestión de días si no las guardas bien. Y no, no es culpa del supermercado ni de la calidad del producto. La clave para que duren frescas está en el almacenamiento. ¿El secreto? Un lugar que muchos descartan de inmediato. ¡Vamos a descubrirlo!
1¿Frigorífico sí o no?
Durante años nos han repetido que meter las patatas en la nevera es un error, que si se vuelven dulces, que si pierden textura… Pero la realidad es que el frío es tu mejor aliado para evitar que germinen demasiado rápido. La temperatura ambiente, sobre todo en cocinas cálidas, acelera la aparición de brotes, mientras que un entorno fresco y oscuro mantiene las patatas en buen estado por mucho más tiempo. Así que sí, el frigorífico es una buena opción, pero con algunos trucos.