La Dirección General de Tráfico (DGT) continúa avanzando en su estrategia de vigilancia con la implementación de los radares remolque, también conocidos como «carros radar». Estos dispositivos han sido diseñados para operar de forma más discreta y efectiva en la detección de excesos de velocidad, un factor importante en la siniestralidad vial en España. A diferencia otros radares, los nuevos son completamente autónomos, no requieren una fuente de energía externa y pueden ser desplazados fácilmente de un punto a otro, lo que dificulta su detección por parte de los conductores.
La introducción de esta tecnología representa un cambio significativo en la forma en que la DGT monitoriza el tráfico, ya que permite controlar distintas zonas de manera más eficiente. Además, su movilidad hace que aplicaciones como Waze y Google Maps no puedan advertir a los conductores sobre su ubicación, aumentando su eficacia. En este artículo analizaremos en profundidad cómo funcionan estos dispositivos, dónde se están instalando y qué impacto podrían tener en la seguridad vial en nuestro país.
1¿Qué son los radares remolque y cómo funcionan?
Los radares remolque son dispositivos de vigilancia del tráfico instalados sobre una estructura móvil con apariencia de pequeño remolque. Su diseño les permite ser transportados y ubicados rápidamente en distintos puntos de la red vial sin necesidad de infraestructura adicional.
Funcionan con tecnología de radar de alta precisión, capaz de detectar la velocidad de los vehículos que circulan por la carretera. Estos radares operan de manera autónoma gracias a un sistema de baterías de larga duración y conectividad inalámbrica, lo que les permite enviar datos en tiempo real a los centros de control de la DGT. Además, su capacidad de detección es superior a la de los radares convencionales, ya que pueden controlar varios carriles al mismo tiempo y en ambas direcciones.
Uno de los aspectos más destacados de los radares remolque es su capacidad de operación en cualquier condición climática. Incorporan sistemas de visión nocturna y sensores adaptativos que les permiten funcionar con eficacia incluso en condiciones de baja visibilidad, como lluvia o niebla. Esto los convierte en una herramienta valiosa para la DGT en su lucha contra la siniestralidad vial.