Seguramente cuando visitas un hospital, lo último en lo que te fijas es en los espejos de los ascensores, y es completamente normal, es un lugar que se asocia con preocupaciones, por lo que no hay mucho tiempo para mirarse en el espejo y mucho menos para fijarnos si hay un espejo o no dentro del ascensor.
Los ascensores son como mini universos: entras, te miras al espejo, te arreglas el pelo y listo. Pero, ¿te has dado cuenta de que en los hospitales ese espejo brilla por su ausencia? No es que se hayan olvidado de ponerlo ni que estén ahorrando en decoración. Hay razones súper interesantes detrás de esta movida, y te las cuento con mi estilo desenfadado y sin rollos raros. Prepárate para flipar un poco.
2En los hospitales, el espacio manda más que la vanidad
Otra movida es que los ascensores de hospital son como naves espaciales: grandes, prácticas y llenas de camillas o sillas de ruedas. Con tanto sitio, no hace falta un espejo para que sientas menos agobio ni para maniobrar, porque ya cabe todo el equipo médico y un par de doctores sin apretujones. Olvídate de usarlo para orientarte o retocarte el look; en un hospital, lo que importa es que entre la camilla y no que te veas guapo mientras subes al quirófano. ¡Prioridades, amigos!