Isabel Díaz Ayuso defiende desde Almaraz la prolongación de la vida útil de la central nuclear, una infraestructura crítica y de la que depende el 15% de la energía de la Comunidad de Madrid. La presidenta y líder de la oposición en el centro de España se alía con la Junta de Extremadura, liderada por María Guardiola, para presionar al Gobierno de Pedro Sánchez y evitar el cierre programado de la central nuclear, la primera que cerrará en noviembre de 2027.
Ayuso viajará esta próxima semana ante la creciente preocupación por el cierre de la central nuclear de Almaraz, especialmente en la industria y en los municipios afectados, incluidos también los alejados a decenas de kilómetros de la central. La preocupación por el cierre se extiende también a Madrid ante la cerrazón del Gobierno de Pedro Sánchez, enrocado en las posiciones iniciales y culpando ahora a las eléctricas de la decisión, pese a que las propias empresas insisten en sentarse y negociar la prórroga.
El PP centra su propuesta en la «autonomía energética», es decir, sin depender de terceros países como Rusia y Argelia para poder abastecer a la población. De hecho, otros países de la UE muestran una planificación opuesta a la del Ejecutivo de Sánchez, con más reactores nucleares en funcionamiento y alargar la vida útil de sus centrales. «La posición contraria solo se puede entender desde el dogmatismo y desde la nula vocación e interés por hacer las cosas correctas», afirmó Borja Sémper, portavoz del PP.
UN SERIO DAÑO A LA INDUSTRIA DE MADRID CON EL APAGÓN NUCLEAR
El PP da la batalla no solo a nivel autonómico y nacional, sino también en Bruselas. Los ‘populares’ instan a la Comisaria para una Transición Limpia, Justa y Competitiva y exministra de la Transición Ecológica, Teresa Rivera, a frenar el despliegue del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, donde está estipulado el cierre de todas las centrales nucleares en España.
Solo en la zona de Almaraz, donde se ubica la central nuclear, se perderían cerca de 3.750 empleos directos e indirectos, muchos de ellos de alto valor profesional, como los ingenieros y técnicos. A estos empleos hay que añadir también los familiares, que verán sus ingresos también afectados. Algunos de estos empleados, según ha podido conocer este medio, han preferido recoger velas y aceptar ofertas de trabajo en otras compañías eléctricas ante «la incertidumbre» por el apagón nuclear. Otros comercios tiemblan ante el cierre y preparan medidas para paliar la más que previsible bajada de ventas. «Si ahora vendemos 2.000, sin la central esperamos que las ventas caigan a plomo», advierten.
La industria en Extremadura debe crecer y aquí no se mira la ideología
En Almaraz y en general también en el resto de Extremadura confían en la permanencia de la central nuclear y la llegada de nuevas inversiones, como la gigafactoría de baterías. «Queremos tanto la central nuclear como la gigafactoría. Las dos cosas. Eso es progresismo. Lo contrario, quitar una para poner otra, es empobrecer la zona», aseveran las fuentes consultadas. «La industria en Extremadura debe crecer y aquí no se mira la ideología», advierten. Y es que, en la zona se palpa un ambiente de unidad en contra del cierre de la energía nuclear, una unión que se forja con alcaldes de PP y PSOE.
Asimismo, el apagón nuclear en la zona de Almaraz supondrá también una menor inversión para los pueblos de la zona en sus Presupuestos, con menos ingresos por el IBI y Actividades Económicas. Por el momento, la incertidumbre no se ha trasladado a los precios de la vivienda, pero es previsible que lo haga en caso de reducirse la actividad económica. «Es la muerte de los nueve municipios en la Fase I de la central», avisan las fuentes consultadas.
ALMARAZ Y TRILLO, BÁSICAS PARA CONTENER LOS COSTES EN MADRID
A 200 kilómetros, la preocupación es máxima, más cuando Madrid depende energéticamente de las centrales nucleares para ponerse en marcha cada día. En concreto, el consumo de esta energía crítica y limpia supone el 40% del total, si se suman Almaraz y Trillo (Guadalajara). La industria no está exenta de riesgos en la Región y más cuando la inversión en tecnología se está disparando por los centros de datos, que supondrán una inyección de 6.100 millones de euros hasta 2026. La mayoría de estos centros de datos están conectados a los huertos solares, que no garantizan el suministro las 24 horas del día.
Por esta razón y sin nucleares, la electricidad consumida por los centros de datos disparará su coste debido al sistema marginalista de formación de precios del ‘pool’ eléctrico, donde el gas será la energía que entre en funcionamiento cuando las nucleares desaparezcan. Este sistema provocará una ineficiencia y serios riesgos para la rentabilidad de los proyectos, incrementando los costes..
Junts y ERC mantienen un perfil bajo en cuanto al cierre de la energía nuclear, sin voto expreso de oposición, mientras instan a Pedro Sánchez a dar marcha atrás a la iniciativa. Por el momento, la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, no da marcha atrás e insiste en el señalamiento a las propietarias de las nucleares.