Mónica García, ministra de Sanidad, obra el milagro de la unidad sindical con el Estatuto Marco de los médicos, tildado de «bodrio» por los propios facultativos y muy criticado al atentar directamente contra la sanidad privada, al obligar a trabajar 48 horas semanales a los sanitarios frente a las 37,5 horas del resto de trabajadores. Para ellos no hay reducción de jornada a pesar de ser personal esencial para la población.
Mónica García reculó poco después de presentar la propuesta y emplazó a los médicos a continuar negociando las condiciones laborales, pero la paciencia se agota y más cuando la ideología manda en un Ministerio diseñado ahora a ser el altavoz de Más Madrid contra las Comunidades Autonómas, especialmente contra Madrid, presidida por Isabel Díaz Ayuso.
MÓNICA GARCÍA SIEMBRA LA DESCONFIANZA
Ante la «desconfianza» generada por la ministra de Sanidad, la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM) se movilizará en las calles en poco más de un mes, el 22 de marzo, y mostrar su absoluto rechazo contra este Estatuto Marco, nacido con el propósito de acabar con el modelo sanitario implantado hasta ahora, como también pretende hundir Muface, la mutua privada de los funcionarios y sus familiares.
La movilización se produce en plena ronda de negociaciones, un diálogo que está terminando con la paciencia de los facultativos que conforman el sistema nacional de salud. El «bodrio» del borrador presentado hasta ahora tendría severas consecuencias en caso de aprobarse, como el éxodo de médicos hacia otros países con mejores salarios, como Reino Unido o EE UU, y el cierre definitivo de la Sanidad privada con médicos de la pública, que hasta ahora podían compatibilizar la actividad.
Se trata de la primera manifeestación de los médicos del sistema de salud pública y partirá desde el Congreso de los Diputados para terminar en el Ministerio de Sanidad con el fin de conseguir «un estatuto propio independiente del común» para el personal del Sistema Nacional de Salud (SNS). Es decir, sus propios horarios y salarios, más cuando una hora extra se paga peor que una ordinaria, una excepción que sería ilegal en cualquier otra empresa, pública o privada.
LA LÍNEA ROJA DE LOS MÉDICOS PONE CONTRA LAS CUERDAS A MÓNICA GARCÍA
La petición de un convenio singular para este grupo es una línea roja que no están dispuestos a ceder. No obstante, Mónica García, médico de profesión, apunta ahora como excepciones a las guardias y jornadas laborales diferentes, un capítulo que dejó al margen en el borrador y que ahora tendría cabida tras la convocatoria de protestas de los médicos. No es magia. Lo contrario hubiera derivado en una masiva protesta que pondría contra las cuerdas a Sumar y Más Madrid, con elecciones en Andalucía y Castilla y León en febrero del próximo año.
Con juegos de palabras, Mónica García trata ahora de contentar a CSIF, CC OO, UGT, FSES y CIG Satse para seguir las negociaciones este jueves, aunque prefiere alejarse de la luz y taquígrafos tras el bloqueo de la mesa por las formas y el fondo utilizados por la ministra de Sanidad en estas conversaciones.
El borrador pone de manifiesto las precarias condiciones de los médicos, pero no aporta soluciones, mientras en Sumar, grupo al que pertenece Mónica García, ha aprobado la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Para la ministra, estar 48 horas semanales en el puesto de trabajo reduce la inestabilidad y las horas de guardia, aunque reconoce a sus profesionales como autoridad pública. Eso sí, lo harán solo en la pública debido al régimen de incompatibilidades, que prohíbe a los jefes de servicio y mandos intermedios ejercer su labor en la sanidad pública y en la privada. A cambio, recibirán una paga por exclusividad.
MÓNICA GARCÍA PROPONE LA EXCLUSIVIDAD A LOS MÉDICOS
La incompatibilidad también afecta a los médicos que ultiman el MIR. La ministra de Sanidad busca así un éxodo masivo de médicos, como el que ha ocurrido con las enfermeras, en vez de ofrecerles un mejor un trato. La implicación de esta medida supondría la importación de médicos de otros países, como ya está ocurriendo en la Sanidad de prácticamente todas las autonomías con mayor número de habitantes, como Cataluña, donde la mayoría de facultativos en clínicas privadas son de origen Latinoamericano.
Las críticas contra este nuevo Estatuto Marco no se han hecho esperar, más cuando el espíritu de la normativa incentiva el éxodo de médicos. Es un «bodrio», afirma el presidente de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, Miguel Lázaro, en una entrevista con VIDA TV.
esta propuesta ni mejora el acuerdo actual ni tampoco «ayuda a captar y a fidelizar» a los médicos, como tampoco cuida de la salud laboral de estos facultativos de alto valor añadido en la Sanidad. Lázaro no se muerde la lengua a la hora de referirse a la propuesta como un «antiproyecto» o «bodrio», como llega a decir en varias ocasiones a lo largo de su crítica.