La OCU le pone la cruz al producto de supermercado que piensas que es sano

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La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha puesto el foco en uno de los productos ultraprocesados más populares en los supermercados: el surimi. Aunque suele presentarse como una alternativa económica y versátil al marisco, sus propiedades nutricionales distan mucho de ser saludables.

En su análisis, la OCU alertó sobre su método de fabricación, sus componentes nutricionales y los efectos contraproducentes que puede ocasionarle su consumo al organismo. En este artículo te explicaremos por qué la organización lo considera un producto poco recomendable y te mostraremos otras alternativas más saludables para incluir en tu dieta.

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¿Qué es el surimi y cómo se elabora?

¿Qué es el surimi y cómo se elabora?
Fuente: Agencias

El surimi es un producto procesado que imita el sabor y la textura del marisco. Se popularizó en Japón hace siglos, pero su versión industrializada se ha extendido por todo el mundo. La palabra “surimi” en japonés significa “carne picada” y se refiere al proceso de triturar pescado blanco para crear una pasta uniforme. Esta masa se mezcla con almidón, agua, aceite, azúcar y varios aditivos como potenciadores de sabor, colorantes y conservantes para darle una apariencia y gusto similares a los del marisco.

El pescado utilizado para el surimi suele ser de especies de bajo costo y poco demandadas, como el abadejo de Alaska o el merluza. Se elige por su carne blanca y bajo contenido en grasa, lo cual permite crear una base neutra que se puede moldear y colorear para asemejarse a patas de cangrejo, camarones o langosta. Sin embargo, este proceso también conlleva la eliminación de nutrientes esenciales presentes en el pescado fresco, como los ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales.

De acuerdo a lo informado por la OCU, durante la fabricación, el pescado se tritura, se lava varias veces para eliminar grasas y olores fuertes, y se mezcla con almidón para mejorar su textura. Luego, se añaden otros ingredientes para estabilizar la masa y darle sabor. Una vez moldeado, el producto se cocina al vapor y se enfría rápidamente para mantener su frescura. Finalmente, se empaqueta y se distribuye a los supermercados.

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