¿Alguna vez has sentido esa sensación horrible y bastante extraña (y molesta) de caída libre? Vamos, que si has sentido que caes mientras duermes. Imagina el escenario, estás a punto de quedarte dormido, tu cuerpo se relaja, la mente empieza a desconectarse y, de repente, sientes que te caes al vacío. De repente un espasmo sacude todo tu cuerpo y despiertas sobresaltado, sudando casi y con el corazón latiendo rápidamente. Si te ha pasado, tranquilo, no estás solo, es un fenómeno natural que ocurre más de lo que imaginas.
Así es, se trata de un fenómeno que es más común de lo que crees y tiene nombre propio según la ciencia, vamos que es un fenómeno que ha sido muy estudiado por los científicos: espasmo mioclónico o sacudida hipnagógica. De hecho, según la American Academy of Sleep Medicine, hasta un 70 % de las personas lo experimentan en algún momento.
Aunque pueda parecer una especie de «fallo del sistema», al mejor estilo de “Matrix” por supuesto, lo cierto es que tu cerebro y tus músculos están sincronizando su manera de entrar en el sueño, y a veces se descoordinan un poco, normal. Ahora bien, ¿por qué ocurre y qué lo desencadena? Sigue leyendo porque la explicación es bastante curiosa.
3Cuándo deberías preocuparte
En la mayoría de los casos, cuando sientes que caes mientras estas durmiendo, las sacudidas hipnagógicas, como le dicen los científicos, son inofensivas y no requieren atención médica. Sin embargo, si estos espasmos ocurren con mucha frecuencia, interrumpen tu descanso constantemente o vienen acompañados de otros síntomas (como insomnio, dificultad para respirar o sensaciones extrañas en las extremidades), puede ser buena idea consultar a un especialista. En algunos casos, podrían estar relacionados con otros trastornos del sueño o del sistema nervioso.
En resumen, si alguna vez te despiertas sobresaltado sintiendo que estás cayendo al abismo, no te preocupes: tu cerebro solo está jugando una broma involuntaria, aunque realmente no se trata de una broma, sino de un mecanismo de defensa que implementa nuestro cerebro. Respira hondo, acomódate y sigue durmiendo. Al fin y al cabo, si algo bueno tiene este reflejo primitivo es que, al menos, nos recuerda lo maravillosa que es una cama segura y firme. ¡Felices sueños (sin sobresaltos)!