Una película, un musical, que te transporta a otra época (sin dejar de ser actual). Hay que no películas solo se ven, sino que se viven. Esas que te envuelven en su magia, te hacen olvidar la realidad por un rato y, cuando terminan, te dejan flotando en un estado de ensoñación. Así es La La Land , la joya del cine musical que puedes encontrar en Prime Video. Un romance que, lejos de ser una historia convencional, nos recuerda que los sueños, el amor y la música son una combinación explosiva cuando se hace bien.
Llegados a este punto, si te gustan los musicales clásicos, las historias de amor desgarradoras, de esas que te dejan con el corazón en la mano y los colores vibrantes que parecen sacados de un sueño, esta es tu película. Una que, sin importar cuantas veces la veas, siempre te hará suspirar, o llorar o reír, dependiendo del estado de ánimo con el que decidas verla.
2Un musical con una banda sonora que se queda contigo
Si hay algo que hace que este musical sea inolvidable es su banda sonora, aparte de otro montón de cosas obviamente, pero la música, al ser un musical representa una parte fundamental. Cada canción es un golpe directo a la nostalgia y al sentimiento. Desde el tema que abre la película hasta la última nota, la música es el alma de esta historia. No necesitas ser fan de los musicales para caer rendido ante su encanto.
Y es que la música aquí no es un simple adorno, es el lenguaje con el que los personajes se comunican cuando las palabras no son suficientes. Cada canción, cada melodía, cada acorde, cada baile tiene un propósito (¡aunque vamos a admitirlo, al principio parece que no!), y el resultado es una experiencia que se siente mágica y, al mismo tiempo, dolorosamente real.
En definitiva, La La Land no solo es un homenaje a los grandes musicales del cine, sino también un recordatorio de que los sueños y el amor pueden brillar incluso en la ciudad más caótica y contradictoria del mundo. Y lo mejor de todo es que está a solo un clic en Prime Video, lista para hacerte soñar despierto una vez más.
