Tarragona es una de esas ciudades que sorprende a cada paso. Con su mezcla de historia romana, playas doradas y una oferta gastronómica que seduce los sentidos, es el destino perfecto para una escapada de fin de semana. Si estás buscando un plan completo para disfrutar de esta joya mediterránea, aquí tienes una guía con todo lo que no te puedes perder.
Viernes: llegada y primer contacto con la ciudad
Si llegas a Tarragona el viernes por la tarde, lo ideal es empezar con un paseo por el casco antiguo. La Part Alta, como la llaman los locales, es un entramado de callejuelas medievales con mucho encanto. Puedes recorrer la Muralla Romana, una de las mejor conservadas de la península, y acercarte a la Catedral de Tarragona, cuya fachada gótica es impresionante al atardecer.
Para cenar, nada mejor que un restaurante en la Plaça del Fòrum, donde encontrarás opciones de cocina mediterránea con mariscos frescos y arroces deliciosos. Un buen vino de la DO Tarragona puede ser el broche perfecto para esta primera jornada.
Sábado: historia y playa
La mañana del sábado está reservada para sumergirse en el legado romano de la ciudad. Empieza en el Anfiteatro Romano, situado junto al mar. Su estructura parcialmente conservada permite imaginar las luchas de gladiadores que se celebraban allí hace siglos. Justo al lado, el Circo Romano y el Pretorio ofrecen una experiencia única, con pasadizos subterráneos y miradores con vistas espectaculares.
Después de la dosis de historia, toca relajarse en la playa. La Playa del Miracle, situada en pleno centro, es una buena opción si no quieres alejarte demasiado. Pero si prefieres algo más natural, la Playa de la Arrabassada o la Playa de la Savinosa son perfectas para desconectar.
Para comer, puedes probar una de las arrocerías del Serrallo, el barrio pesquero de Tarragona. El arroz caldoso de bogavante es una auténtica delicia. Después de la comida, puedes dar un paseo por el puerto y disfrutar de un café frente al mar.
Por la tarde, una excursión al Pont del Diable es una gran idea. Este acueducto romano, rodeado de un bosque mediterráneo, es ideal para una caminata tranquila. Y si buscas una experiencia más rural, puedes alojarte en un hotel rural en Tarragona, donde la calma y la naturaleza serán tus compañeras de descanso.
Para la cena, elige un restaurante con vistas al Balcón del Mediterráneo. Desde allí, la panorámica nocturna de la ciudad y el mar es simplemente espectacular.
Domingo: ruta por los alrededores
El último día de la escapada es perfecto para explorar otros rincones cercanos a Tarragona. Una opción muy recomendable es visitar el Monasterio de Santes Creus, una joya del Cister a unos 40 minutos de la ciudad, ideal para disfrutar de la historia y la tranquilidad.
Si prefieres seguir disfrutando del mar, una visita a Torredembarra puede ser una gran idea. Su casco histórico, con calles empedradas y casas señoriales, es un encanto. Además, la playa de Torredembarra es ideal para un último baño antes de volver a la rutina.
Para quienes quieran alargar la experiencia en la naturaleza, hay varios hoteles rurales en Tarragona donde podrás disfrutar de una noche extra rodeado de bosques y viñedos, con todo el confort necesario para recargar energías.
Conclusión
Tarragona es un destino versátil que combina historia, mar y gastronomía en una experiencia inolvidable. Ya sea que busques un fin de semana de relax, cultura o aventura, esta ciudad tiene algo para ofrecerte. Así que, si estás planeando una escapada, no dudes en incluir Tarragona en tu lista de destinos pendientes.