No es para nada extraño escuchar historias extrañas asociadas a la vida de los grandes genios de la humanidad, suelen ser personas especiales, a veces hasta excéntricas con “manías” y costumbre que son poco o nada comprensibles, tal es el caso de Pablo Picasso, uno de los artistas más famosos de todos los tiempos, vivió una vida llena de controversias, innovaciones y, por supuesto, plagios, sí, como lo oyes.
Lo curioso es que, a pesar de las muchas falsificaciones de sus obras y los intentos de copiar su estilo, el pintor jamás denunció estos plagios. ¿Por qué? La razón es más sorprendente de lo que podrías imaginar. Según Roland Dumas, su abogado, Picasso prefería no enfrentarse legalmente a los falsificadores por una razón muy particular: temía perjudicar a sus propios amigos, lo que dice mucho de la calidad humana del pintor, quien al parecer estaba claro con respecto quienes eran sus amigos.
2Una investigación que lo confirma todo
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Dumas, curioso por la afirmación de Picasso, decidió investigar a fondo. Resulta que el pintor no estaba bromeando: efectivamente, existía un artista español que falsificaba obras de Picasso y que además tenía una relación cercana con el malagueño. Aunque Dumas no revela la identidad del falsificador, lo que está claro es que el miedo de Picasso a perjudicar a un amigo era real. Para él, la amistad estaba por encima de la defensa de su obra, lo que demuestra una gran lealtad y una visión mucho más personal de las relaciones en el mundo del arte.