La lluvia nos puede sorprender sin paraguas en cualquier momento. En esos momentos instintivamente, dudas entre caminar tranquilamente y disfrutar del momento o correr para refugiarte. ¿Qué opción te asegura mojarte menos? Aunque parezca una pregunta sencilla y que seguramente nunca te habías detenido a pensar, la ciencia tiene una respuesta clara basada en cómo interactúan la velocidad y la cantidad de gotas que caen sobre tu cuerpo.
Hoy, te explicamos de manera sencilla qué hacer la próxima vez que las nubes decidan arruinarte el día y sin utilizar formulas complicadas.
1La clave para mojarte menos con la lluvia
Y es que cuando llueve, de acuerdo a los datos científicos tu cuerpo se expone a las gotas de dos maneras: desde arriba (sobre la cabeza y los hombros) y desde el frente (tu pecho y piernas). Si corres, te encuentras con más gotas por unidad de tiempo, ya que estás avanzando hacia ellas. Sin embargo, al moverte más rápido, reduces el tiempo que pasas bajo la lluvia. Por otro lado, caminar lentamente significa que recibirás menos impacto frontal, pero te mojarás más desde arriba porque pasas más tiempo expuesto.
La velocidad también afecta la forma en la que nos impacta la lluvia. Si avanzas despacio, las gotas parecen caer directamente desde arriba. Si aceleras, estas parecen inclinarse hacia ti, aumentando la cantidad que llega a tu parte frontal.