De Miñaur podría enfrentarse a Jannik Sinner en un hipotético cuarto de final
Una vez más, las esperanzas de los aficionados australianos de ver a uno de los suyos triunfar en el ‘Grand Slam‘ de casa recaen sobre Alex de Miñaur. El talentoso tenista, nacido en Sídney pero con raíces firmemente plantadas en Alicante, donde entrena bajo la guía del español Adolfo Gutiérrez, ha demostrado una vez más su fortaleza y tenacidad en la pista. En un emocionante duelo, logró sobreponerse a un inicio complicado frente al argentino Francisco Cerúndolo, remontando un set en contra y asegurando una trabajada victoria. De Miñaur, conocido por su incansable espíritu de lucha, desplegó su mejor juego en los momentos clave para imponerse con un marcador de 5-7, 7-6(3), 6-3 y 6-3, en un encuentro que se extendió por 3 horas y 53 minutos.
La remontada del australiano no solo le permitió mantenerse en carrera en el torneo, sino que reafirmó su papel como el principal referente del tenis de su país en el circuito actual. Su capacidad para gestionar la presión y mantener la concentración en los momentos críticos fue determinante para inclinar la balanza a su favor. A lo largo del partido, De Miñaur combinó potencia y precisión para superar a un oponente que no le puso las cosas fáciles, consolidando así su estatus como un contendiente sólido en la temporada. Este triunfo no solo refuerza su confianza, sino también la esperanza de un público australiano que sueña con ver a su representante levantar el título en el Open de Australia.
De Miñaur podría llegar lejos en el Open de Australia
Alex de Miñaur sigue firme en su camino por el Open de Australia y, gracias a su ubicación en la parte alta del cuadro, la más favorable del torneo, tiene motivos para soñar con llegar lejos. Su próximo desafío será en la cuarta ronda, donde se medirá al prometedor estadounidense Alex Michelsen, quien viene de dar la sorpresa al eliminar al ruso Karen Khachanov (19) con un sólido marcador de 6-3, 7-6(5) y 6-2. Este enfrentamiento ofrece a De Miñaur una gran oportunidad para afianzar su lugar entre los mejores del torneo, especialmente al encontrarse en una sección menos congestionada del cuadro, que le brinda un margen ideal para desplegar su mejor tenis y ganar confianza de cara a los compromisos más exigentes.
Sin embargo, el horizonte podría complicarse significativamente para el australiano en unos hipotéticos cuartos de final, donde lo esperaría el reto más difícil: un cruce con el número uno del mundo y vigente campeón del torneo, Jannik Sinner. El italiano, que ha dominado la temporada con un tenis prácticamente intratable, representa una barrera imponente para cualquier aspirante al título. A pesar de ello, De Miñaur cuenta con la ventaja de jugar ante su público y con el impulso que le ha dado su sólida actuación hasta ahora. Si logra avanzar, este enfrentamiento no solo pondría a prueba sus habilidades, sino que podría consolidarlo como una de las figuras más destacadas del certamen.
Listo para dar un paso más
Alex de Miñaur ha demostrado una admirable consistencia en el Open de Australia, alcanzando los octavos de final en las tres últimas ediciones. A sus 25 años, el tenista se encuentra en un momento clave de su carrera, listo para dar el salto hacia las rondas más decisivas y consolidarse como una de las figuras más destacadas del circuito. Su progresión constante, sumada a su capacidad de competir bajo presión, alimenta la esperanza de un público local que ansía ver a un representante australiano triunfar en su Grand Slam. Este contexto le otorga una responsabilidad adicional, ya que De Miñaur no solo compite por sus propios objetivos, sino también por el orgullo de un país.
La presión sobre Alex es mayor este año, ya que es el único australiano que permanece en pie tanto en los cuadros individuales como en los de dobles. Este hecho lo convierte en la última esperanza de una nación que vive intensamente el torneo y que, año tras año, busca un héroe local que alcance la gloria en Melbourne. La oportunidad está servida, y De Miñaur sabe que tiene el talento y la determinación necesarios para responder a las expectativas. Ahora, el desafío será mantener el nivel de juego y manejar la carga emocional que implica ser el foco de atención en un escenario de máxima exigencia.