Las monjas del cine español que podrían explicar la crisis de Belorado

El caso de las monjas de Belorado volverá a ser actualidad en los primero días de este 2025 debido al inicio de su proceso judicial. El nuevo año promete volver a poner el conocido como cisma de Belorado de nuevo de actualidad. Religión, negocios inmobiliarios y el recuerdo permanente del Palmar de Troya son algunos de los elementos que han hecho del caso objeto de interés de los medios.

Por otra parte, la cultura popular española siempre ha tenido especial interés en las monjas. Las vidas de las religiosas desde distinto punto de vista ha interesado y mucho al cine español. Carmen Maura dijo una vez que no eras nadie en nuestro cine si no habías sido puta y monja. Y tenía razón. Basta repasar a las damas togadas de la filmografía patria para observar que toda actriz que ha sido algo en nuestro país ha lucido en alguna ocasión hábitos monjiles: de Lina Morgan a Penélope Cruz, de Lola Flores a Belén Cuesta.

LAS MONJAS CANTARINAS

Fue empezar el cine sonoro y todo el mundo quiso cantar en pantalla. También las monjas. Así, durante décadas el cine español se llenó de religiosas que servían a Dios cantando. Muchas de ellos lo hicieron antes del concilio Vaticano II, lo cuán tiene mucho mérito porque se adelantaron a uno de los puntos claves de la iglesia posconciliar: acercar la religión al pueblo a través de la música.

Imperio Argentina fue la folletinesca Hermana San Sulpicio tanto en el cine mundo como en el sonoro republicano. La historia de una niña bien andaluza que se mete a monja pero finalmente se enamora del médico en el que ella presta labores de enfermería podría sonar a irreverencia y hoy a la tonadillera le habría costado seguramente una demanda de Abogados Cristianos. Sin embargo, en pleno franquismo se realizaron dos remakes. Uno en 1952 con Carmen Sevilla y otro, y bajo el título de La novicia rebelde, en 1971 con Rocío Dúrcal luciendo hábitos diseñados por el mismísimo Pertegaz.

Claro que si hablamos de atrevimiento en el vestuario Sara Montiel debe ser la única monja con pestañas postizas de la historia del cine. Dos ves fue monja la manchega en la pantalla: en Pecado de amor (1961) y en Esa mujer (1969). En esta última, con guion de Antonio Gala, llegaba a hacer de monja embarazada que después de dar en adopción a su hija se retira de la vida contemplativa para dedicarse al cabaret. Casi nada. Ni Buñuel.

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Sara Montiel Monja En ‘Pecado De Amor’ (1961).

También Lola Flores fue monja en el cine en La hermana Alegría (1954). Toros y religiosas fueron las combinación de El niño de las monjas (1959) con Atoñita Moreno como monja cantarina. Marisol en Las cuatro bodas de Marisol (1967) también fue monja pero falsa junto a Isabel Garcés. En versión moderna lo hizo la mexicana Hilda Aguirre en Sor Ye-Yé (1969).

POSCONCILIARES

Tras el Concilio Vaticano II el cine se llenó de monjas que solucionaban los problemas de manera poco ortodoxa pero eficaz. La más famosas de tosa fue Sor Citröen (1967) bajo los rasgos de Gracita Morales. También Lina Morgan fue monja que se metía en líos en Una monja y un don Juan (1973) y dos décadas después en Hermana, ¿Pero qué has hecho?, fue una religiosa que atracaba bancos.

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Durante Años Fue La Monja Más Famosa Del Cine Español.

Claro que la palma de este tipo de religiosas se la llevaron las monjas de Entre tinieblas (1983) de Pedro Almodóvar. En ella Carmen Maura, Marisa Paredes, Julieta Serrano, Lina Canalejas y Chus Lampreave capitaneaban un convento con graves problemas financieros mientras escriben novelas rosas, consumen heroína y crían un tigre traído de las misiones. La última monja de Almodóvar fue Penélope Cruz en una de sus obras maestras Todo sobre mi madre (1999).

Más rebeldes eran las de Intramuros (1985) con Carmen Maura y Aurora Bautista y sobre todo Ariadna Gil interpretando a una monja que se hacía anarquista en plena Guerra Civil en Libertarias (1995).

Un compendio de todas las monjas del cine español son las de La llamada (2017). Sin las anteriores no se entenderían a estas monjas de Los Javis que no sólo llenaron los cines, sino también los teatros durante más de una década.