Los ciberdelincuentes no dejan de idear nuevas formas de poder llegar a cometer sus actos ilícitos, haciéndose con los datos personales o bancarios de sus víctimas. Por ello, recurren a estrategias como la extorsión usando Google Maps o las llamadas automáticas de supuestos departamentos de Recursos Humanos de diferentes empresas, a las que hay que sumar sus ataques a través de los cables USB-C, que se ha convertido en su arma favorita.
2CIRCUITOS MALICIOSOS EN SU INTERIOR
Según ha dado a conocer la publicación TechSpot, los cables USB-C están diseñados para transferir datos, audio, vídeo y energía con una misma unidad, lo que hace que varíen en su precio en función de distintas características como su marca o la calidad. El problema es que un estudio ha demostrado que algunos cables USB-C ocultan circuitos maliciosos.
Estos están concebidos para comprometer la seguridad de los dispositivos, siendo capaces de inyectar código malicioso en los smartphones o tablets, así como registrar pulsaciones de teclas o extraer datos personales, con el riesgo que conllevan todos este tipo de acciones, y además, con el peligro de que son difíciles de detectar.