La Nochevieja televisiva: así se ha construido una tradición ya inamovible

Televisión y fin de año son ya totalmente indisolubles. Desde que Televisión Española decidió emitir en 1957, un año después de su creación, las Campanadas desde la Puerta del Sol de Madrid, poco a poco la pequeña pantalla empezó a sustituir a la radio en la última noche del año como elemento cohesionador familiar. En 1957 pocas familias se podían permitir un receptor de televisión. Desde dos décadas atrás la radio había ayudado a fijar esa costumbre madrileña en todo el país.

Los sesenta, y su desarrollismo económico, fueron los años en los que tener una televisión se convertía en un símbolo de haber avanzado económicamente. En esa época es cuando Televisión Española empezó a echar la casa por la ventana en sus fines de año. Las galas del 31 de diciembre empezaron a ser costumbre. Además, también se convirtieron en el perfecto termómetro de la popularidad. No eras nadie en el mundo del espectáculo si no eran convocado a estos larguísimos programas. Con los conductores pasaba lo mismo. Es fácil hacer un histórico con quiénes eran las caras del momento en la pequeña pantalla. Si TVE encomendaba a Laura Valenzuela o Joaquín Prat sus galas de Nochevieja es que eran las caras más importantes de la empresa.

LA ÚLTIMA NOCHEVIEJA DEL FRANQUISMO Y LA TETA DE SABRINA

En 1975 el país acababa el año entrando en una era de cambios. No era para menos. El 20 de noviembre había fallecido Francisco Franco y, tradicionalmente, su mensaje a los españoles se emitía el 31 de diciembre. Ese año, en su lugar, apareció la efigie de Juan Carlos I y toda su familia. Por si fuera poco, el especial de fin de año fue grabado en color para que los pocos que tenían un receptor a color lo pudieran.

Además, el encargado de la realización fue el gran renovador de la pequeña pantalla Valerio Lazarov. El rumano convocó a aristas como Massiel o Paloma San Basilia. Un especial de cuatro horas en el que cada segmento era presentado por una estrella del incipiente destape: Didi Sherman, Mary Francis (hoy Paca Gabaldón), Ágata Lys y… Bárbara Rey. La totanera fue una elección de última hora tras negarse a participar como presentadora Teresa Rabal. Para la murciana fue un golpe de suerte y su salto a la fama definitiva.

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Bárbara Rey En La Noechevieja De 1975.

Desde ese momento las galas de Nochevieja siguieron la misma pauta pero en color y con los artistas de la nueva España. Donde antes estaba Karina ahora estaba Susana Estrada. En los 80, con la llegada de Felipe González al poder, al nueva TVE quiso sacar pecho del buen momento del país y las larguísimas galas pasaron a hacerse en directo con una interrupción para las campanadas. Ana Obregón y Concha Velasco fueron durante años las anfitrionas de galas que realizaba Fernando García de la Vega y donde lo mismo aparecía Isabel Pantoja que Tina Turner. También nacieron allí dúos como Los Morancos o Martes y 13. Su célebre skecht de la empanadilla tuvo lugar en al gala de 1985.

En el especial de 1987 se produjo uno de los momentos más recordados de todos los fines de año. Uno de esas situaciones televisivas que se suelen repetir constantemente y de manera inexorable cada vez que llega el fin de año: la teta de Sabrina Salerno. Fue en el especial Super 88 que realizaron de forma conjunta Hugo Stuven y Pilar Miró. El programa después de tres años era grabado y no en directo y ya en la prensa se hablaba del descuido de la cantante italiana.

Sabrina Salerno se había hecho famosa por la voluptuosidad de sus formas. Junto a Marta Sánchez (entonces vocalista de Olé Olé) era la respuesta mediterránea a Samantha Fox. Formaron parte de lo que se conoció como teet stars. Durante la actuación para la Nochevieja el escote de Sabrina no pudo contener su potencia y una de sus tetas (la derecha) decidió salir votando como si no hubiera una mañana. A pesar de la leyenda urbana no fue cantante su gran hit Boys, Boys, boys sino con la canción Hot Girl. Durante años se especuló sobre si Sabrina lo hizo a posta o no. Hugo Stuven en sus memorias cuenta que sí. Sabrina siempre ha dicho que no y que incluso le molestó mucho que no se cortara. La decisión no sólo de mantener la imagen sino de incluso ralentizar la imagen fue de Pilar Miró. Lo cierto es que Sabrina ya había salido desnuda en una película italiana y sus pechos se veían claramente en el videoclip de Boys, boys, boys. Puede que de ahí venga la leyenda de que interpretaba esa canción en la Nochevieja de 1987.

HUMORISTAS Y AUDIENCIAS

Pilar Miró tuvo la idea de que la Campanadas fueran un programa en sí mismo no una interrupción en la eternas galas de fin de año. Fue en 1988 con Andrés Aberasturi. Un año después fue Marisa Naranjo que por un error confundió los cuartos con las campanadas (¡Y quién no!). El error fue otro de esos momentos que se comentaron durante años. Además, cambiábamos de década.

Como la retransmisión de las uvas se convirtió en un unitario, Pilar Miró decidió que las galas irían después y antes que se emitiera un especial de un humorista. El primera fue Javier Gurruchaga con su La última cena del 88, un especial que no estuvo libre de polémica. Humor muy politzado y chistes a basa del nacionalismo catalán y una escena escatológica propiciaron su salida de la cadena pública.

La oferta fue doble ya que también estaban ahí Martes y 13. Desde 1989, además, se encargarían de los especiales de humor de fin de año de la cadena pública hasta 1997. En 1990 habían empezado las emisiones de televisiones privadas. Éstas repitieron durante años los esquemas de la estatal: un especial con humoristas, campanadas a cargo de las estrellas más identificadas con cada emisora y, después una gala con actuaciones.

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Cristina Pedroche Y Alberto Chicote En La Noechevieja De 2022.

Durante años no hubo nada que hacer. Casi hoy en día tampoco. Las privadas desaparecen del imaginario de los espectadores durante las Navidades. En 2022 Antena 3 hizo historia. Después de casi una década apostando por el morbo del vestido Cristina Pedroche consiguieron algo más que ganar en audiencia: acabar con una costumbre. Era la primera vez en la historia. Este año la apuesta de la pública por David Broncano y Lala Chus pueden suponer la vuelta a la tradición.