Los secretos de la Edad de Bronce siguen sorprendiéndonos. Investigadores chinos han identificado el queso más antiguo del mundo, una pieza de 3.600 años que se conservó en el cuello y la cabeza de una momia. Este hallazgo, ocurrido en la región de Xinjiang, al noroeste de China, arroja luz sobre el origen del queso kéfir y su propagación desde Asia hacia otras partes del mundo.
3Una ventana única al pasado y al futuro
Conservar queso durante más de 3.000 años no es una tarea sencilla, lo que hace que este descubrimiento sea verdaderamente excepcional. La composición del queso ha permitido a los científicos observar la evolución de las bacterias probióticas a lo largo de milenios. Las cepas de Lactobacillus kefiranofaciens han demostrado su capacidad para intercambiar material genético, lo que les ha permitido adaptarse a factores ambientales y mejorar su interacción con el organismo humano.
Este hallazgo no solo proporciona información única sobre la dieta y la cultura de la Edad de Bronce, sino que también abre nuevas vías para investigar otros productos fermentados de la antigüedad. «Hemos logrado algo sin precedentes: observar la evolución de una bacteria a lo largo de 3.000 años», destacó Qiaomei Fu, investigadora de la Academia China de Ciencias.
El descubrimiento del queso más antiguo del mundo no es solo un hito arqueológico, sino también una muestra de cómo los alimentos fermentados han sido parte de nuestra historia desde tiempos inmemoriales. Quién iba a imaginar que un pequeño trozo de queso conservado en una momia podría contarnos tanto sobre nuestro pasado… y nuestro futuro.