Rafa Nadal comparte una carta de despedida final al tenis
Rafa Nadal se ha despedido de manera definitiva, eligiendo una forma sincera y emotiva que refleja su carácter único. Alejándose de los habituales y breves comunicados en redes sociales, tan comunes hoy en día, el tenista optó por una carta cargada de sentimiento y profundidad, escrita desde el silencio y con el romanticismo propio de alguien que valora cada palabra. Una despedida que, más que un adiós, parece un tributo a todo lo vivido.
Como era de esperarse, Rafa Nadal eligió el portal The Players’ Tribune para compartir sus palabras, un espacio donde numerosos deportistas han plasmado sus vivencias y emociones. Ha compartido así una última carta imprescindible para todos sus fans y los seguidores del tenis.
La carta de despedida de Rafa Nadal
«Cuando era joven, aprendí una lección que todavía está muy presente en mi mente. No estoy seguro de cuántos años tenía exactamente, pero creo que tenía alrededor de 12 años. En esa época me encantaba ir a pescar. Me encanta el mar porque soy de Mallorca y, en mi caso, el mar es parte de mi vida. Se trata de la sensación de estar junto al mar, sentado sobre las rocas con tu familia y amigos, o fuera en un barco; la desconexión y la paz que sientes es algo especial. Un día, salí a pescar cuando podría haber estado entrenando. Al día siguiente, perdí el partido.
Recuerdo que estaba llorando en el coche de vuelta a casa, y mi tío, que a esa edad tenía una gran influencia en mí, y que fue quien me hizo enamorarme del tenis, me dijo: «Está bien, es solo un partido de tenis. No llores ahora, no tiene sentido. Si quieres pescar, puedes pescar. No hay problema. Pero vas a perder. ¿Si quieres ganar? Si quieres ganar, entonces tienes que hacer lo que tienes que hacer primero«. Fue una lección muy importante para mí. Si la gente me ve como un perfeccionista, eso viene de esa voz interior que me hablaba en el viaje de regreso a casa. Esa voz nunca me ha dejado. Un día, puedo estar en el mar. Hoy, y mañana… tengo que entrenar«.
La lesión de Nadal que casi lo deja sin dedicarse al tenis
«El dolor ha sido uno de los grandes maestros de mi vida. A los 17 años, me lesioné y los médicos me advirtieron que probablemente nunca volvería a jugar al tenis profesional. Fue un golpe devastador: no se trataba de una simple fractura en el pie, sino de una enfermedad, el Síndrome de Mueller-Weiss, una condición sin cura que solo podía gestionarse. ¿Qué significaba esto? Pasar de la mayor alegría en la cancha a despertarme al día siguiente sin poder caminar. Hubo días interminables en casa, llorando, enfrentándome a una realidad que parecía insuperable. Sin embargo, aquella experiencia me enseñó una valiosa lección de humildad.
Tuve la suerte de contar con el apoyo de mi padre, quien ha sido la mayor influencia en mi vida. Siempre mantuvo una actitud positiva frente a la adversidad. “Encontraremos una solución”, me decía. “Y si no la encontramos, hay muchas otras cosas en la vida más allá del tenis”. Al principio, esas palabras eran difíciles de aceptar, pero su optimismo fue crucial. Gracias a Dios, tras mucho dolor, cirugías, rehabilitación y lágrimas, logramos encontrar una solución. Eso me permitió seguir adelante, luchando durante todos estos años, enfrentando cada día con determinación y gratitud».