El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes. Se trata de una afección crónica que afecta aproximadamente 5-6% de la población infanto-juvenil, y cuya repercusión puede llegar a ser muy significativa en la vida del niño, tanto a nivel autoestima, como en el plano académico o social, así como en la propia calidad de vida. Por eso, es fundamental un diagnóstico temprano, pero también un tratamiento individualizado con el que se le permita a ese individuo un buen manejo del trastorno.
Tal y como destaca el Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra de los hospitales universitarios Quirónsalud Madrid y Ruber Juan Bravo, el futuro del TDAH pasa por tres retos:
- Máxima colaboración entre los profesionales del TDAH y los colegios; un aspecto “fundamental” a su juicio para que mejoren en la edad escolar.
- Nuevas moléculas que van a aparecer para el tratamiento y que previsiblemente van a ser muy útiles para estos pacientes.
- La detección precoz de las comorbilidades, especialmente de la dislexia.
A su vez, el responsable de la Unidad de Neurología Infantil del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, el doctor Alberto Fernández Jaén, subraya que se trata de un fenómeno que incluye una combinación de problemas persistentes, tales como la dificultad para mantener la atención, la hiperactividad y el comportamiento impulsivo: “Dificultades para atender, ser despistado o olvidadizo, ser intranquilo, o impulsivo; estos síntomas generan un impacto significado en la vida del individuo”.
Las causas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad pueden ser “múltiples”, dado que hay niños que han tenido problemas en el embarazo, parto o postnatales, y que pueden justificar la presencia de estos síntomas, si bien remarca que la causa más frecuente del TDAH es genética.
Principales síntomas y diagnóstico del TDAH
“Son pacientes que pueden intentar estudiar en casa, están bastante tiempo intentado aprovechar las horas, pero no les cunde, porque enseguida se despistan o se levantan a hacer otras actividades; les cuesta mucho trabajo prestar atención o concentrarse de manera sostenida; se levantan en clase a sacar punta, beber agua, o necesidad de moverse por clase o en la propia silla de manera continua”, detalla por su parte el doctor Martín Fernández-Mayoralas, en cuanto sus principales síntomas.
Este neurólogo infantil apunta la necesidad de realizar un diagnóstico temprano del TDAH, un procedimiento que es “eminentemente clínico” y que habitualmente consiste en una entrevista a la familia y al propio paciente, quien debe cumplir una serie de criterios diagnóstico. Para completar el proceso diagnóstico, se realizan las escalas entregadas a los padres, pacientes y profesores, que además de contar los síntomas centrales del TDAH, descartan igualmente comorbilidades como la ansiedad o los ataques de ira; y finalmente se encontrarían los test neuropsicológicos.
El tratamiento neuropsicológico, fundamental
Pero para realizar el diagnostico de un niño de TDAH, Paloma Méndez de Miguel, psicóloga de la Unidad de Pediatría del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y del Hospital Quirónsalud San José, explica que es necesaria una evaluación neuropsicológica completa, no sólo atendiendo a los síntomas, “porque un niño con un problemas de conducta importantes podría ser un falso TDAH”, sino también atendiendo a otra serie de pruebas necesarias que determinen si hay un déficit de atención detrás, la realización de test de inteligencia o de función ejecutiva que permitan elaborar un programa de tratamiento más específico.
“El tratamiento del TDAH es multidisciplinar, y es elaborado entre el neuropediatra, quien lleva el diagnóstico, el peso del tratamiento, y quien hace un seguimiento y la evolución el paciente hasta la edad adulta. Pero también es fundamental trabajar con el colegio, con los docentes y con el departamento de orientación, para que se realicen las adaptaciones curriculares necesarias para ir resolviendo las necesidades que tenga el alumno”, agrega.
Mientras, el responsable de la Unidad de Neurología Infantil del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, el doctor Alberto Fernández Jaén, dice que el tratamiento del TDAH debe ser siempre individualizado y puede necesitar de 4 tipos intervenciones:
1. Profesionalización familiar.
2. Intervención en el aula.
3. Intervención psicológica.
4. Intervención médica o farmacológica.
La psicóloga sostiene que el tratamiento consiste en trabajar de forma paralela las dificultades neuropsicológicas encontradas (atención, disfunción ejecutiva, dar pautas de estudio adecuadas, etc.) y, por otro lado, trabajar más otras dificultades conductuales o en la planificación del día al día, así como aspectos de gestión emocional. “Al niño se le van dando una serie de recursos, así como a la familia para que pueda ayudar al menor”, agrega.
El TDAH en el adulto
En último lugar, el neuropediatra Daniel Martín Fernández-Mayoralas, especialista de los hospitales universitarios Quirónsalud Madrid y Ruber Juan Bravo, apunta que hasta un tercio de los menores con TDAH seguirá siendo un adulto con TDAH.
“En la edad adulta casi siempre éste es comórbido y con problemas de ansiedad. La comorbilidad más frecuente, pero también con el consumo de sustancias. Es muy importante abordarlo, porque existen terapias disponibles que son sumamente efectivas. De hecho, cuando no se trata, las perspectivas del adulto con TDAH son muy negativas”, advierte.