Una reciente polémica en redes sociales ha puesto el foco sobre Mercadona y sus huevos cocidos y fritos envasados. Este producto, que para muchos representa una solución práctica, ha sido tachado por otros de innecesario e incluso un símbolo de «vagueza extrema». Pero, más allá de la controversia, esta discusión refleja un cambio de época sobre la forma que abordamos la cocina. ¿Qué esconde detrás de estos productos? ¿Son realmente útiles o solo son una muestra del exceso en la industrialización de los alimentos?
3¿Practicidad o exceso de industrialización?
Los críticos de los huevos cocidos y fritos envasados argumentan que estos productos son un ejemplo del exceso de industrialización en la alimentación. Según ellos, representan un paso más hacia la desconexión con la comida real y los procesos tradicionales de cocina. “¿Cuánto tiempo más se puede ahorrar?”, preguntan algunos, señalando que cocer un huevo es una tarea básica que no requiere grandes esfuerzos.
Sin embargo, los defensores de estos productos destacan que no se trata sólo de practicidad, sino de accesibilidad. Para personas con movilidad reducida, ancianos o individuos con discapacidades, productos como estos pueden marcar la diferencia entre poder preparar una comida en casa o depender de ayuda externa.
Además, estos alimentos no están diseñados únicamente para consumidores finales. Muchos de ellos fueron creados originalmente para el sector de la restauración, donde cada minuto cuenta. La decisión de Mercadona de comercializarlos para el público general responde a una creciente demanda de productos que simplifiquen la vida diaria.