Una reciente polémica en redes sociales ha puesto el foco sobre Mercadona y sus huevos cocidos y fritos envasados. Este producto, que para muchos representa una solución práctica, ha sido tachado por otros de innecesario e incluso un símbolo de «vagueza extrema». Pero, más allá de la controversia, esta discusión refleja un cambio de época sobre la forma que abordamos la cocina. ¿Qué esconde detrás de estos productos? ¿Son realmente útiles o solo son una muestra del exceso en la industrialización de los alimentos?
2El contexto: la evolución de la cocina casera
Para entender por qué los huevos cocidos y fritos envasados causan tanta polémica, es necesario analizar cómo han cambiado los hábitos de cocina. Durante décadas, el tiempo dedicado a preparar comidas en casa ha disminuido constantemente. Según datos de Eurostat, la mayoría de los españoles dedica menos de 30 minutos al día a cocinar, prefiriendo opciones rápidas y convenientes.
En este escenario, productos como los huevos cocidos encajan perfectamente. Ofrecen una solución lista para comer, eliminando el tiempo necesario para cocerlos o pelarlos. Esto no solo ahorra minutos, sino que también simplifica las tareas de limpieza.
Sin embargo, la introducción de estos productos no se limita a cuestiones de tiempo. También responde a una tendencia más amplia: la “hobificación” de la cocina. Este fenómeno, identificado por expertos en sociología, describe cómo muchas personas ven la cocina menos como una necesidad diaria y más como una actividad recreativa. En este contexto, productos como los de Mercadona permiten a los consumidores disfrutar de la cocina en sus propios términos, sin tener que empezar desde cero.