‘Blade Runner’, la obra maestra de ciencia ficción del británico Ridley Scott 

«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de ataque en llamas más allá del hombro de Orión. Miré rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Hora de morir». Estas palabras son de «Lágrimas en la lluvia» el nombre con el que se conoce el monólogo final del replicante Roy Batty (interpretado por Rutger Hauer) en ‘Blade Runner’ (1982), un film rodado por el polémico y talentoso Ridley Scott.

El cineasta británico tardó más de dos años en dar forma a un guion escrito por por Hampton Fancher y David Webb Peoples, el autor del libreto de ‘Sin perdón’. Con un resultado final con poco éxito de crítica y de taquilla, pero que mejoró con el tiempo. Especialmente gracias a las reposiciones que el filme tuvo en la televisión de cable. Además, en el mundillo de Hollywood también se comenta que muchos críticos de la época se arrepintieron del trato dado al film de Scott en un principio, y con los años, han visto a la película con otros ojos.

Y es que en la actualidad, la obra del director británico es considerada una película de culto dentro del género de ficción, y por supuesto, uno de los títulos clásicos del denominado cine contemporáneo. Con un gran lenguaje visual basado en el poder hipnótico de sus imágenes, algo que influenció de manera notable en el cine de las décadas de los ochenta y los noventa.

Además, gracias a la influencia de la obra se crearon otros elementos culturales como: la estética ciberpunk, un nuevo estilo de hacer publicidad, un nuevo concepto de moda, la estética modernista de los videoclips musicales e incluso ciertas influencias en la arquitectura de la época. Y por supuesto, varios temas para la temática cinematográfica: la deshumanización de la ciudad y la manipulación de la biogenética, el filme, según el filósofo Fernando Sabater, «es uno de los mayores esfuerzos metafísicos de la historia del cine».

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Ridley Scott dirigiendo a Harrison Ford en Blade Runner

TRAMA Y TÉCNICA INNOVADORAS

Uno de los puntos claves de la ‘Blade Runner’ es su poderosa y sorprendente estética visual, muy encuadrada en una década como la de los ochenta y que el propio film ayudo a desarrollar. Esta estética visual se convirtió, sin duda alguna, en uno de los atractivos del filme, siendo la gran preocupación para Scott el lograr una ambientación perfecta.

Por este motivo, el director buscó no mostrar los típicos edificios modernistas en las escenas. Para el británico, era importante hacer ver que la ciudad estaba superpoblada y que era en si misma un ente vivo. La película fue rodada en Los Ángeles y en los estudios de Warner Bros en Burbank, en el plató llamado ‘Calle Nueva York’. Un lugar donde actores como Humphrey Bogart y James Cagney rodaron películas míticas del género policiaco.

Unos estudios que sirvieron perfectamente para dar ese aspecto de ciudad sobrepoblada similar a una jungla dominada por leones, mientras caía una lluvia permanente que da un toque oscuro y agobiante al film. Para completar la ambientación del plató, el equipo habló con el ejercito norteamericano y compraron multitud de piezas de aviones y radares que colocaron estratégicamente para crear ese ambiente futurista deshumanizado.

Otro de los rasgos característicos del film es la calidad de los efectos especiales. De ellos se dicen que son la mayoría de edad de este elemento en la historia de la cinematografía. Los mismos fueron realizados por Douglas Trumbull, con una gran calidad, y sobre todo destacan por su capacidad para estar integrados en la trama de la obra, algo básico para su credibilidad. Trumbull ya había triunfado con los de 2001: Una odisea en el espacio.

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Harrison Ford en una escena de ‘Blade Runner’

ESTRENO Y FRACASO

El estreno de ‘Blade Runner’ fue peculiar, a la compañía se le ocurrió hacer unos pases privados antes del gran estreno al público. Los asistentes no salieron muy convencido de esos pases. Principalmente no les gustaba el final de la película, y en algunos casos, apenas entendían la trama del film. Los productores preocupados exigieron a Scott otro final para generar más empatía en el público y la voz en off de Harrison Ford, protagonista del film, para explicar la trama.

No funcionó y la obra fue un fracaso de taquilla y de crítica, que remontó con el paso de los años como hemos explicado con anterioridad. Además, el director británico, para desquitarse, a principio de los noventa creo un nuevo montaje con el final original y añadió algunas escenas eliminadas que le dieron más calidad a la cinta, eliminando la voz en off de Ford.

Un Harrison Ford que a modo de anécdota no trabajó muy a gusto. Primero por sentirse segundo plato, el papel protagonista era para Dustin Hoffman y segundo por el odio visceral que sentía hacia su compañera de reparto, Sean Young, con la que no se hablaba. Un mal ambiente que se trasladó a la relación entre los técnicos y el «déspota» Ridley Scott, algo que provocó multitud de tensiones que no quitaron calidad a una película que ya es todo un clásico.

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Replicantes en el film