En la costa gallega, más precisamente en Finisterre, se encuentra un cementerio que nunca ha cumplido su función. A pesar de ser una obra arquitectónica fascinante, este lugar ha permanecido vacío durante más de dos décadas, sin que nadie haya sido enterrado en sus tumbas. La historia detrás de este inusual cementerio tiene que ver con un proyecto ambicioso que nunca se pudo completar, dejando un espacio cargado de simbolismo y misterio. A continuación, te contamos por qué este cementerio en Finisterre sigue vacío.
1La propuesta del arquitecto César Portela
El proyecto del Cementerio de Finisterre fue concebido por el arquitecto gallego César Portela, conocido por su enfoque innovador y vanguardista. En 1997, el Ayuntamiento de Finisterre aprobó la construcción de un nuevo cementerio debido a la falta de espacio en el antiguo camposanto. Portela propuso una estructura muy diferente a los cementerios tradicionales: en lugar de las clásicas tumbas y lápidas, diseñó bloques de hormigón escalonados con varios nichos, integrados armoniosamente en el paisaje natural de la zona.
La propuesta tenía un objetivo claro: que las tumbas estuvieran en contacto directo con la tierra y el mar, reflejando la unión del ser humano con la naturaleza. Este enfoque innovador, que rompía con los cánones convencionales, resultó demasiado arriesgado para la época, lo que provocó una serie de dificultades que obstaculizaron la ejecución del proyecto.