La guerra Siro López vs Pedrerol suma un nuevo capítulo
Hace ya algún tiempo que Siro López y Josep Pedrerol mantienen una guerra abierta. Las acusaciones de un bando hacia el otro, y viceversa, son una constante y los ataques han estado apunto de llegar a los tribunales. Ahora, este enfrentamiento que ninguno de los dos periodistas trata de ocultar ha sumado un nuevo capítulo, siendo el gallego el primero en golpear.
Todo ha venido a raíz de la emisión en directo del partido entre el Atalanta y el Real Madrid en el programa que dirige el catalán. Así, durante dicha retransmisión se podía escuchar de fondo a Josep Pedrerol muy enfadado con algunos miembros de su equipo a los que dirigió una serie de improperios de los que Siro López se ha querido hacer eco.
Siro López acusa a Pedrerol de mobbing
Durante muchos años Siro López y Josep Pedrerol fueron estrechos colaboradores, sin embargo, los años hicieron mella en la relación y ahora se han declarado enemigo público uno al otro. Esta enemistad creció tanto que el periodista gallego comenzó a airear las vergüenzas del catalán al que acusó a través de Twitch de maltratar y acosar a sus trabajadores, especialmente a los más jóvenes.
Ayer, esta acusación volvió a ver la luz después de que en la emisión de ‘El Chiringuito’ se pudiera escuchar a Pedrerol insultando a lo que parecen ser miembros del equipo. «Imbéciles, inútiles, estáis de vacaciones», se escucha de fondo mientras otros colaboradores retransmiten el partido de Champions League del Real Madrid.
Un testigo clave en el juicio
El pasado 21 de marzo Josep Pedrerol se querellaba contra Siro López con la idea de frenar las acusaciones que el gallego continuamente vertía sobre él por el trato a sus empleados y las consecuencias que estas podían tener en cuanto a daño profesional y pérdida de patrocinadores. López, por su parte, contraatacó presentando un testigo en el juicio que corroborase su versión.
Así, durante la audiencia Pablo Espinosa relató como fueron sus nueve meses, dos como becario y siete como trabajador de pleno derecho, a las órdenes de Pedrerol señalando que vivió «un auténtico infierno», motivo por el cuál acabó dejando voluntariamente su trabajo. «Fue básicamente por dos razones: la primera, por el trato vejatorio que constantemente recibía como trabajador de Josep Pedrerol», declaraba ante el juez.