La ocupación se ha convertido en uno de los problemas sociales más alarmantes en nuestro país. Los ciudadanos quieren proteger sus propiedades, que cada vez se ven más afectadas: en 2023 se registraron un total de 15 289 casos, según el Ministerio del Interior.
Para evitar esta desagradable situación y meterse en conflictos legales, los ciudadanos buscan opciones para cuidar de sus inmuebles. Una de las fórmulas más socorridas son las alarmas de yoigo. Gracias a estos sistemas de avisos, es posible enterarse rápidamente de un intento de ocupación y actuar al respecto.
¿Cómo trabajar con una alarma antiokupación? Son muchos los beneficios que tienen estos dispositivos a la hora de proteger una vivienda vacía. Estos son los más destacados por los usuarios que ya cuentan con ellas:
Evitan los intentos de los okupas
Cuando contrata a una empresa de alarmas para pisos, el instalador coloca distintas placas que advierten de la existencia del dispositivo de seguridad.
Este es el primer ‘freno’ para los okupas: estas personas ven que la casa cuenta con alarma y que la policía será advertida del allanamiento. Esto suele ser suficiente para que, en un alto porcentaje de los casos, se frustre el intento.
En aquellas situaciones en las que los okupas van a más y entran en la vivienda, el protocolo legal de la expulsión se activa: la central receptora de alarmas da aviso a la policía y estos acuden a la propiedad para solucionar el problema.
El aviso inmediato es la clave
El aviso inmediato que dan las alarmas las convierte en la mejor solución para el problema de las ocupaciones.
La legislación actual indica que los agentes de la policía pueden actuar para expulsar a los okupas sin orden judicial si no han pasado 48 horas desde el suceso. En estos casos, el problema se toma como un allanamiento de morada y los agentes pueden actuar en el mismo momento.
Al no tener alarma, los usuarios pueden darse cuenta de la ocupación más tarde y que las fuerzas de seguridad ya no puedan actuar por esa vía.
Las zonas residenciales son más vulnerables
Las zonas residenciales son mucho más vulnerables ante las ocupaciones, sobre todo en aquellos casos en los que se trata de segundas viviendas.
Al no vivir allí, los propietarios no pueden advertir que hay alguien en casa. Además, los jardines y la distancia entre casas hacen que los vecinos puedan no darse cuenta del problema. Esta realidad es cada vez más común: los okupas optan por este tipo de propiedades para allanarlas y quedarse todo el tiempo posible.
Esto hace que las alarmas para chalets sean un equipamiento casi indispensable en la actualidad. De esta manera, los propietarios se aseguran de que el aviso a la policía será inmediato y pueden dejar la vivienda vacía por semanas sin problemas.
Estas realidades demuestran que la alarma es la mejor aliada para quien se pregunta cómo evitar ocupaciones ilegales. Gracias a este simple dispositivo se puede gozar de la tranquilidad de que nadie vulnere una propiedad privada.