Cuando decides deshacerte de una prenda de vestir y la colocas en un contenedor de ropa usada, probablemente pienses que estás contribuyendo a una buena causa: que alguien más pueda usarla o que se recicle de manera sostenible. Sin embargo, la realidad es más compleja de lo que parece. Una reciente investigación de Greenpeace revela que, lejos de quedarse en España, muchas de estas prendas emprenden largos viajes por el mundo, exponiendo un modelo de gestión textil insostenible.
3Un modelo textil insostenible
El problema va más allá de los viajes interminables de la ropa usada. La Unión Europea estima que solo el 4% de la ropa en España se recoge de manera selectiva para su reciclaje. Greenpeace concluye que la calidad decreciente de las prendas y el bajo coste de producción generan un modelo insostenible. Las prendas se fabrican rápidamente y se desechan con la misma velocidad, sin que exista una verdadera segunda vida para ellas. La organización subraya que, independientemente de si se depositan en contenedores municipales o en tiendas de moda, el destino suele ser el mismo: un largo viaje hacia lugares donde rara vez se logra el objetivo de reutilización o reciclaje.
En definitiva, el recorrido de la ropa usada exponen la necesidad urgente de replantear el modelo de consumo y gestión textil, promoviendo una industria más ética y sostenible.