Cuando decides deshacerte de una prenda de vestir y la colocas en un contenedor de ropa usada, probablemente pienses que estás contribuyendo a una buena causa: que alguien más pueda usarla o que se recicle de manera sostenible. Sin embargo, la realidad es más compleja de lo que parece. Una reciente investigación de Greenpeace revela que, lejos de quedarse en España, muchas de estas prendas emprenden largos viajes por el mundo, exponiendo un modelo de gestión textil insostenible.
2El Sur Global como vertedero textil
Uno de los hallazgos más preocupantes de la investigación es que la mayoría de las prendas desechadas terminan en países del Sur Global. Marruecos, Camerún, Togo, Ghana y Costa de Marfil son algunos de los destinos donde estas prendas se venden en mercadillos o se reciclan en condiciones poco sostenibles. Ciudades como Panipat, en India, conocida como la «capital del diseño», reciben toneladas de ropa usada para reciclar. Estos países no solo producen gran parte de la ropa barata que se consume en el Norte Global, sino que también reciben sus desechos textiles, perpetuando un ciclo de explotación y contaminación.