Cuando decides deshacerte de una prenda de vestir y la colocas en un contenedor de ropa usada, probablemente pienses que estás contribuyendo a una buena causa: que alguien más pueda usarla o que se recicle de manera sostenible. Sin embargo, la realidad es más compleja de lo que parece. Una reciente investigación de Greenpeace revela que, lejos de quedarse en España, muchas de estas prendas emprenden largos viajes por el mundo, exponiendo un modelo de gestión textil insostenible.
1Ropa que recorre millas de kilómetros
Greenpeace utilizó dispositivos de geolocalización en 29 prendas depositadas en contenedores de ropa en diferentes ciudades españolas. Más de un año después, 23 de ellas habían recorrido un total de 205.121 kilómetros, lo que equivale a cinco vueltas completas al planeta. Solo dos prendas permanecieron en España, una en un vertedero de Almería y otra en una planta de residuos en Madrid. Los demás viajaron a 11 países repartidos entre Asia, África, Europa e incluso América del Sur. Países como Emiratos Árabes Unidos, India y Pakistán se convirtieron en puntos clave en este circuito global, donde las prendas terminan siendo recicladas o vendidas en mercados locales.