Los problemas de salud mental se han convertido en una de las principales causas de baja laboral en España, afectando gravemente al sistema sanitario. Según un informe de Asepeyo, el 14,7% de las bajas laborales por contingencia común están relacionadas con patologías psiquiátricas, cifra que se ha duplicado desde 2017. Esta situación refleja el creciente impacto de la salud mental en el entorno laboral, ya que la duración media de estas bajas alcanza los 128 días, una cifra alarmante que supera con creces la media de otras dolencias comunes.
El colapso del sistema sanitario es evidente cuando se analiza el Barómetro Sanitario del CIS, que muestra que un 19,2% de la población española ha necesitado atención por problemas de salud mental en el último año. Este porcentaje ha aumentado respecto al 17,8% registrado en abril, lo que subraya la presión creciente sobre los servicios de salud pública y privada. De quienes buscaron ayuda, solo el 22,7% obtuvo una cita en menos de 30 días, mientras que casi la mitad tuvo que esperar entre uno y tres meses para ser atendido.
La saturación del sistema no solo afecta la atención mental, sino que se extiende a otros servicios. El 78,9% de los encuestados consultó a un médico de atención primaria en los últimos 12 meses, y aunque la mayoría valoró positivamente la atención recibida, la espera media fue de 8,8 días.
Un problema en auge: las bajas por salud mental superan el 10% del total en 2024
La salud mental se ha convertido en un tema central en el ámbito laboral español. Durante los primeros nueve meses de 2024, las bajas laborales por trastornos mentales han alcanzado las 468.093, lo que representa un 7,1% del total de incapacidades temporales registradas. Esta cifra, la más alta de los últimos años, pone de manifiesto un problema creciente que afecta cada vez más a trabajadores de distintos sectores y niveles profesionales.
Los sectores con mayor exposición a estos problemas son aquellos que requieren un contacto constante con personas, como la hostelería, la educación o los servicios sociales. En estos ámbitos, los empleados enfrentan una presión emocional continua, sumada a condiciones laborales que muchas veces son precarias o poco valoradas.
Aunque el empleo ha alcanzado cifras récord con más de 21 millones de personas activas, la incidencia de bajas por salud mental sigue creciendo. Esto evidencia que el aumento de la actividad laboral también trae consigo mayores riesgos psicosociales, especialmente cuando las empresas no priorizan el bienestar mental de sus empleados.
Las bajas por salud mental duran más del doble: 128 días frente a 28 de otras causas
Las bajas laborales por salud mental en 2024 han alcanzado una duración media de 128 días, más del doble que las bajas por otras causas, cuya media se sitúa en 28,3 días. Este dato subraya la complejidad y la gravedad de los trastornos mentales, que requieren periodos prolongados de recuperación. A diferencia de las enfermedades físicas comunes, los problemas de salud mental exigen tiempo para el tratamiento, la estabilidad emocional y la reincorporación paulatina al entorno laboral, lo que aumenta significativamente el tiempo de ausencia.
El impacto de estas bajas prolongadas no solo recae en los trabajadores, sino también en las empresas. Las ausencias prolongadas generan una carga adicional para los equipos, que deben asumir tareas adicionales o gestionar una menor capacidad operativa. Además, la sustitución temporal de empleados no siempre es viable, lo que puede provocar retrasos en los proyectos y una reducción en la calidad del servicio.
La duración extendida de estas bajas refleja, además, la insuficiencia del sistema para ofrecer una atención psicológica eficaz y oportuna. Con un número de profesionales muy por debajo de lo realmente aceptable, muchas personas enfrentan largas esperas para recibir tratamiento. Esta escasez de profesionales contribuye a que los trastornos se agraven, prolongando la incapacidad y aumentando los costos asociados para el sistema de Seguridad Social y las propias empresas.
La sobrecarga del sistema sanitario: esperas prolongadas y recursos limitados
La sobrecarga del sistema sanitario español ha disparado las listas de espera para la atención de problemas de salud mental. Cada día, más pacientes solicitan ayuda psicológica o psiquiátrica, pero el sistema público, con recursos limitados, no puede absorber la demanda creciente. Los profesionales de la salud mental trabajan al límite, lo que provoca retrasos de semanas o incluso meses en la asignación de citas.
La falta de especialistas en salud mental agrava aún más la situación. La insuficiencia de personal especializado obliga a derivar a pacientes a centros privados, donde los costes elevados limitan el acceso a quienes no pueden permitirse ese gasto adicional, perpetuando así la desigualdad en la atención sanitaria.
Mientras tanto, los profesionales sanitarios lidian con la carga emocional de trabajar en un entorno saturado. La presión constante, la falta de recursos y la responsabilidad de atender a pacientes en situaciones críticas generan un desgaste físico y mental que también repercute en ellos.
La precariedad laboral incrementa los trastornos de salud mental en España
La precariedad laboral ha intensificado los casos de ansiedad y depresión entre la población trabajadora en España. La falta de estabilidad en el empleo, las malas condiciones laborales y la sobrecarga de trabajo generan entornos que afectan directamente la salud mental. Según el informe de UGT de 2024, el 5,8 % de la población sufre ansiedad y el 5,3 % padece depresión, ambos trastornos relacionados con las condiciones laborales desfavorables.
Las mujeres y los jóvenes son los grupos más afectados, ya que enfrentan mayores tasas de precariedad y, en el caso de las mujeres, una mayor carga emocional derivada de la doble jornada laboral. Los datos revelan que los trastornos de ansiedad afectan al 14 % de las mujeres frente al 7 % de los hombres, destacando una vulnerabilidad diferenciada por género.
Impacto en la productividad y el bienestar social
El aumento de las bajas laborales por problemas de salud mental está afectando gravemente la productividad de las empresas en España. En el primer semestre de 2024, se registraron 337.362 incapacidades temporales relacionadas con trastornos mentales, un 10% más que en el mismo periodo del año anterior. Estos números reflejan una creciente crisis en el ámbito laboral, donde las ausencias prolongadas por ansiedad, depresión y estrés generan un vacío que ralentiza la actividad y sobrecarga a los empleados que deben asumir tareas adicionales, disminuyendo así la eficiencia general de las organizaciones.
El impacto en el bienestar social también es preocupante. Las bajas prolongadas no solo afectan a los trabajadores, sino que generan un deterioro en su calidad de vida, que se manifiesta en el aumento de trastornos del sueño y estrés crónico. El coste económico y humano es evidente. La ansiedad afecta a 137,7 mujeres por cada 1.000 habitantes y a 73,9 hombres, lo que muestra una brecha significativa que se traduce en una sobrecarga para el sistema sanitario y una menor participación laboral.