Málaga se ha convertido en un referente del mercado inmobiliario español, marcando un incremento notable en los precios de la vivienda que no deja indiferente a expertos ni ciudadanos. Según el más reciente informe de Fotocasa, los precios en la provincia han experimentado un alza del 20%, alcanzando un promedio de 3.717 euros por metro cuadrado. Este crecimiento sitúa a Málaga como la tercera provincia más cara del país para comprar vivienda y para alquilar, superando en un 60% la media nacional. Sin embargo, todavía hay un barrio que se destaca por ser el más barato para alquilar un piso. A continuación te explicaremos los motivos del aumento del valor de los inmuebles y te contaremos cuál es el barrio más económico.
3El impacto social de la subida de precios
El encarecimiento de la vivienda en Málaga no solo afecta a los bolsillos de quienes buscan comprar o alquilar, sino que también tiene repercusiones profundas en la estructura social de la ciudad. En primer lugar, muchos malagueños se enfrentan a la imposibilidad de permanecer en sus barrios de origen, siendo desplazados hacia áreas periféricas con menor oferta de servicios y conexiones de transporte. Este fenómeno de gentrificación altera el tejido social de Málaga, modificando la identidad y dinámica de los barrios más tradicionales.
Además, el aumento de los precios repercute directamente en la población joven, que encuentra cada vez más complicado independizarse o adquirir una primera vivienda. La falta de acceso a inmuebles asequibles obliga a muchos a optar por soluciones temporales como el alquiler de habitaciones o la convivencia prolongada en el hogar familiar. En este contexto, Málaga se alinea con otras grandes ciudades españolas, como Madrid o Barcelona, donde el acceso a la vivienda se ha convertido en un problema estructural.
Por otro lado, los sectores más vulnerables de la población, como personas mayores o familias con ingresos bajos, son los más afectados por esta escalada de precios. La presión del mercado inmobiliario los expone a mayores riesgos de exclusión residencial, agravando las desigualdades sociales en una provincia que, a pesar de su crecimiento económico, aún enfrenta importantes retos en materia de cohesión social.