No es que él busque descansar; de hecho, gestos como el del pasado martes, al retirarse al banquillo durante el duelo contra la Virtus Bolonia en el WiZink Center, dejan claro que su deseo es estar siempre en la pista. Hezonja se encuentra ante una oportunidad única para consolidarse como uno de los mejores jugadores del baloncesto europeo y, por qué no, demostrar también su valía a ojos del baloncesto estadounidense, donde no terminó de destacar en su momento.

Después de una destacada temporada pasada y un fichaje fallido con el Barcelona, el croata, ahora plenamente reconciliado con la afición blanca, es consciente de que, a sus 29 años, podría estar ante su última oportunidad de consolidarse como una figura destacada del baloncesto europeo y convertirse en un ícono recordado en la historia del Real Madrid.