Las gambas, tan comunes en nuestras mesas, son mucho más interesantes de lo que solemos imaginar. A simple vista, parecen simples crustáceos de pequeño tamaño, perfectos para una parrillada o una paella, pero en realidad esconden características sorprendentes en su anatomía.
Una de las curiosidades más impactantes sobre ellas es que, ¡sí, las gambas tienen el corazón en la cabeza! Este peculiar detalle las convierte en criaturas únicas entre los invertebrados marinos, y hoy te contaremos por qué esta estructura tiene mucho sentido para ellas. Vamos a adentrarnos en el mundo de estos curiosos seres y descubrir cómo la naturaleza les ha dotado de una anatomía que es tan sorprendente como útil.
5Los sistemas nervioso y sensorial: agudos sentidos en un pequeño crustáceo
Las gambas pueden parecer pequeñas e inofensivas, pero tienen un sistema nervioso y sensorial bastante desarrollado, que les permite percibir el entorno y reaccionar rápidamente ante cualquier amenaza. En la cabeza, las gambas tienen dos antenas largas y finas, que les sirven como herramientas sensoriales para explorar el mundo que las rodea. Estas antenas detectan vibraciones y cambios en la presión del agua, ayudándoles a identificar posibles depredadores o fuentes de alimento.
Además de las antenas, las gambas poseen ojos compuestos, similares a los de los insectos. Estos ojos están formados por múltiples unidades llamadas omatidios, que les permiten captar imágenes y movimientos en distintas direcciones al mismo tiempo. Esta visión compuesta es crucial para su supervivencia en el mar, ya que les facilita detectar cambios en su entorno de manera rápida. La combinación de sentidos afilados y un sistema nervioso sensible convierte a las gambas en expertas para adaptarse y moverse en su hábitat.