La televisión pública española, RTVE, ha generado una gran controversia con su reciente fichaje del creador de contenido para el nuevo programa ‘Al cielo con ella’, que se emite en RTVE Play. El creador de contenido Mister Jagger, cuyo nombre real es Alberto Redondo Jiménez, es un personaje conocido por su humor ácido y provocador, que ha alojado múltiples polémicas a lo largo de su carrera. La decisión de incluirlo en un espacio de entretenimiento ha desencadenado una avalancha de críticas dirigidas tanto a él como a la cadena.
7La responsabilidad de los medios de comunicación
El papel de RTVE como medio de comunicación público conlleva una cierta responsabilidad hacia su audiencia. En este sentido, la selección de sus colaboradores, especialmente en programas de entretenimiento, debe evaluarse cuidadosamente.
La inclusión de personalidades controvertidas puede atraer atención, pero también puede alienar a ciertos públicos si se percibe que se está dando voz a contenido insensible.
RTVE, al optar por un creador de contenido como Jägger, debe sopesar el riesgo de perjudicar su propia imagen de seriedad y compromiso con la pluralidad.
La discusión sobre lo que es considerado como buen humor varía significativamente entre diferentes generaciones y grupos culturales. Lo que algunos puede considerar humor de buen gusto, para otros podría ser una ofensa.
Esta diferencia en la percepción de la comedia ha llevado a un conflicto sobre los límites del humor y su expresividad.
Mister Jägger representa esta nueva frontera en el entretenimiento, un punto donde la controversia se sirve a menudo como un indicativo de relevancia mediática. Sin embargo, la cuestión que persiste es quién decide qué es «gracioso» y qué no.
Mister Jägger también encarna un fenómeno más amplio en el que la juventud se siente atraída por figuras mediáticas que desafían las normas convencionales.
Al tener una presencia tan notable en redes sociales, sus opiniones moldean la forma en que sus seguidores perciben cuestiones sociales.
La influencia de figuras como Jägger puede llevar a debates constructivos, pero también puede normalizar discursos que, en un contexto distinto, serían rechazados. Es precisamente esta ambivalencia lo que hace que su figura y su fichaje sean tan problemáticos.