Un individuo de 25 años se enfrenta a una pena de 11 años y 5 meses de prisión por proposición para cometer delitos de terrorismo y autoadoctrinamiento yihadista. La Audiencia Nacional inicia el juicio contra el acusado, quien presuntamente planeó atentados y se radicalizó a través del contacto con extremistas.
Radicalización y contactos con el Estado Islámico (DAESH)
El acusado, de 25 años, comenzó su proceso de radicalización a finales de 2022. Según la Fiscalía, se sumergió en un proceso de adoctrinamiento yihadista, manteniendo contactos con personas afines a la ideología terrorista, incluyendo a su primo, un ex-convicto por pertenencia al Estado Islámico (DAESH). Este contacto familiar, ya en libertad tras cumplir condena por terrorismo, habría influenciado de manera decisiva en la radicalización del acusado, reforzando sus convicciones extremistas y proporcionándole una red de apoyo dentro del entorno yihadista.
El autoadoctrinamiento se evidencia en las actividades online del acusado. Accedía a publicaciones en redes sociales relacionadas con el yihadismo, consumiendo propaganda y contenido extremista. Esta exposición constante a la ideología terrorista fortaleció su compromiso con la causa y lo impulsó a planificar acciones violentas.
Además del contacto con su primo y el consumo de propaganda online, la Fiscalía destaca la búsqueda activa de información sobre armas. El acusado recabó información en redes sociales sobre el funcionamiento y mecanismo de diferentes tipos de armas, con el claro objetivo de capacitarse en su manejo y utilizarlas en atentados terroristas. Este interés por adquirir conocimientos sobre armamento revela una clara intención de llevar a cabo acciones violentas y subraya la peligrosidad del individuo.
Para preparar la ejecución de sus planes terroristas, el acusado también llevó a cabo actividades de entrenamiento físico. En un vídeo incautado por la policía, se le observa entrenando junto a otro individuo, posteriormente detenido, mientras afirmaba estar «preparándose para hacer la yihad». Este entrenamiento físico, enfocado a la preparación para la guerra santa, demuestra la determinación del acusado de participar activamente en acciones terroristas.
Planificación de atentados y ofrecimiento de 300.000 euros
La gravedad del caso aumenta con la proposición de atentados a un conocido. En enero de 2023, el acusado contactó telefónicamente con un amigo al que ofreció 300.000 euros por colocar dos bombas. Argumentó que se trataba de un encargo de los «amigos» de su primo, vinculado al DAESH. Ante la negativa de su amigo, lo tildó de «cobarde» y le aseguró que si aceptaba, «moriría mártir y musulmán». Esta proposición de atentado, con una importante suma de dinero como incentivo, demuestra la determinación del acusado de llevar a cabo acciones terroristas y su capacidad para involucrar a otras personas en sus planes. El hecho de que buscara a alguien dispuesto a cometer el atentado a cambio de dinero revela una organización premeditada y un intento de externalizar la ejecución del acto terrorista, minimizando su propio riesgo.
El registro domiciliario del acusado proporcionó pruebas cruciales para la investigación. En su teléfono móvil, la policía encontró vídeos sobre el funcionamiento de diversas armas, lo que confirma su interés por adquirir conocimientos en el manejo de armamento. Además, se halló el vídeo del entrenamiento físico mencionado anteriormente, en el que el acusado afirmaba estar preparándose para la yihad.