Las patatas bravas son uno de los platos más queridos en España, pero, dependiendo de la región, su preparación cambia considerablemente. En Madrid y Cataluña, dos de las versiones más populares destacan por el tipo de salsas que acompañan a las patatas. Mientras en la capital se apuesta por el picante puro con la salsa brava, en tierras catalanas se prefiere un equilibrio entre alioli y sofrito de tomate.
1Salsa brava madrileña: pimentón y picante intenso
La versión madrileña de las patatas bravas se centra en una salsa densa y especiada, cuyo sabor principal proviene del pimentón. El proceso comienza con un sofrito de cebolla y ajo en aceite de oliva, al que se añaden pimentón dulce y picante para darle color y sabor. Después, se incorpora harina para espesar y caldo de pollo para obtener una textura suave. Como toque final, se añade una pizca de vinagre blanco, que potencia el sabor del pimentón y realza el picante.
Un detalle innovador es el uso de Laoganma, un aceite de chiles crujientes chino que aporta una textura extra y un sabor ahumado y ligeramente dulce. Esta salsa acompaña a las patatas de forma generosa, creando un contraste perfecto con su textura crujiente.